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Abraham Mendieta
Ante la avalancha de comentarios negativos por parte de los propios opositores en contra de la Senadora Lilly Téllez, por su histriónico y vergonzoso espectáculo en la Sesión Solemne para la entrega de la Medalla Belisario Domínguez a la escritora Elena Poniatowska, quiero dar la cara públicamente en su defensa.
Y es cierto, sus propios compañeros son injustos con ella: en primer lugar, Lilly Téllez rompió un acuerdo de solemnidad para una sesión especial, pero eso es algo que los propios panistas le enseñaron a Lilly Téllez, por lo que no deberían reclamarle por haberles aprendido las peores formas.
En segundo lugar, sus compañeros la están golpeando políticamente porque les quitó el protagonismo al resto de perfiles histriónicos y maleducados de la bancada: por su culpa, Kenia López Rabadán, que se dejó la voz gritando y empujando fotógrafos para ser parte de la nota, fracasó en su intento. De igual manera, de Xóchitl Gálvez ni se supo en esta sesión, una ofensa imperdonable para aquella a quién su propio partido no le va a permitir ser candidata a la jefatura de gobierno de la CDMX. Ahora resulta que va a ser un delito no tenerle miedo al ridículo.
En cambio, los opositores más inteligentes y colmilludos, sí tenían un buen motivo para estar molestos con Lilly Téllez: su berrinche infantil persiguiendo políticos, armada de su teléfono y de su carácter extremadamente violento distrajo la atención de dos buenos temas que la oposición podría haber posicionado para atacar a la 4T y a López Obrador: la resolución de la SCJN que dificulta la operatividad y efectividad de la Guardia Nacional, y la elección pendiente de las nuevas consejeras y consejeros del carísimo y poco efectivo INAI.
Los ganadores de este bochornoso espectáculo que la oposición nos regaló, son dos: en primer lugar, sus adversarios internos, Santiago Creel, quién ha mantenido la prudencia mínima en su espacio de incidencia, con deshonrosas excepciones, y Mauricio Vila, un gobernador bien valorado por propios y ajenos, que ha privilegiado la coordinación con el Gobierno de López Obrador, antes que el golpeteo político.
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