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Abraham Mendieta
No lo puedo evitar: desde que inició el proceso de las llamadas “corcholatas” dentro de la Cuarta Transformación, no he dejado de pensar en cual será la propuesta que presentará la oposición para hacer frente al candidato o candidata de Morena. Y como dentro de las facultades que, por gracia divina, tenemos asignadas los analistas políticos, se encuentran las de arrastrar el lápiz para incursionar en la política ficción, no quiero perder la oportunidad de hacerlo, no vaya a ser que tanta “realpolitik” nos esté atrofiando la creatividad.
En algún momento he llegado a creer que el candidato podría ser Santiago Creel, una persona que tiene justo eso que los políticos conservadores tanto presumen: la experiencia, especialmente en el campo de vivir toda la vida rodeado de corrupción, sin dejar de verse a sí mismo como una persona honorable, lo que denota otra de sus principales virtudes: una gran autoestima.
De igual manera, sería ingenuo pensar que la oposición, con lo feminista que es del 7 al 9 de marzo de cualquier año, no haya considerado la posibilidad de postular a una candidata mujer como Lilly Tellez, quién está en contra de todos los derechos, pero es muy de derecha. Y tiene una virtud que en los círculos de la política opositora es muy importante: la mimetización camaleónica. Solo ella puede ser promigrante y xenofóbica a la vez, moderna y medieval, morenista en la mañana y la más panista de las panistas en la noche. A su favor tiene que la congruencia, algo que a ella no le simpatiza, tampoco es la virtud mejor valorada por los sectores opositores.
Pero es posible que la oposición sea tan egoísta, que siquiera nos regale la oportunidad de enfrentar a sus dos mejores prospectos, y tengamos que conformarnos con un aburrido De La Madrid cualquiera. Supongo que también estaban pensando en repetir con un tal Ricardo Anaya, pero mis fuentes me cuentan que cuando fueron a buscarlo, no aparecía por ninguna parte, ni siquiera en las encuestas.
