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Jorge Gómez Naredo
El martes, Enrique Krauze publicó un artículo en The Washington Post. Por supuesto que ahí atacó -como suele hacerlo- a Andrés Manuel López Obrador y, además, le puso un título al texto muy fuerte: “En México, las provocaciones de López Obrador pronto podrán matar a los opositores”.
Lo que sorprende de ese texto -escrito en inglés y para un público estadounidense- no sólo es su título escandaloso, sino también la capacidad que muestra ahí Krauze para mentir y tergiversar la información. Sí, en ese artículo el intelectual que hoy más se identifica con el conservadurismo difunde de forma muy burda mentiras y falsedades. Afirma, por ejemplo, que las conferencias de prensa matutinas del presidente son una
“simulación”, pues no dejan entrar a “periodistas” críticos, e incluso se atreve a indicar que el vocero de la presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, prepara las preguntas y “las distribuye” entre los reporteros que sólo dicen lo que se les ordena.
Estas afirmaciones son mentiras. A las mañaneras puede acudir cualquier reportero que se acredite como tal, y puede preguntarle al mandatario lo que quiera. No hay ningún tipo de censura. Los reporteros de Reforma, El Universal, Proceso, el Heraldo, acuden ahí y hacen las preguntas que quieren. Nadie les impide hacerlas, y se les suele dar la palabra de forma constante. Es más, el propio Enrique Krauze, como columnista que es de Reforma, podría fácilmente acreditarse en la mañanera y asistir, preguntar, cuestionar y entablar un debate con el mandatario. Pero no lo hace. No quiere. Seguramente tiene miedo de ser exhibido.
Enrique Krauze también afirma en el texto que la libertad de expresión en México está en riesgo porque, desde la mañanera, el presidente habla de los opositores y cuestiona lo que dicen. Esto es una mentira. En el país no está en riesgo la libertad de expresión porque AMLO diga algo desde la mañanera. Lo que hace el mandatario es contrarrestar las mentiras que a diario se difunden en los medios. Está en su derecho, y en lugar de ir en contra de la “libertad”, en realidad abona a un debate que fortalece la opinión pública. Así pues, Krauze esgrime mentiras, y abona a estigmatizar la mañanera. Es decir, continúa lo iniciado por otra representante del conservadorismo: Denise Dresser.
