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Ricardo Sevilla
No cabe duda: el Poder Judicial se ha convertido en un auténtico opositor al pueblo de México. Y es que, desde hace tiempo, los fallos de la Corte no solo han sido polémicos, sino que han impactado directamente al corazón de nuestro país.
Y si no lo cree usted así, revise algunos de los fallos más recientes de la SCJN.
De hecho, para empezar, hay que hablar de uno de los fallos que más vulneró al pueblo: el que favoreció a Luis Cárdenas Palomino, uno de los súper policías del Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, con la liberación de sus cuentas bancarias, una decisión que suma a la liberación de criminales mediante el otorgamiento de amparos o por la decisión de jueces de no vincularlos a proceso.
Otro de los fallos que también laceraron al pueblo fue cuando, sin discutir a fondo el tema, la Suprema Corte de Justicia de la Nación concedió amparos a filiales del grupo FEMSA para que pudieran seguir utilizando, a sus anchas, unicel y PET en sus productos.
Otro fallo polémico, déjeme contarle,
fue cuando la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, mediante un movimiento que muchos calificaron de artero y tendencioso, resolvió que el polémico gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, mantendría el fuero.
Recordemos que, para sorpresa de propios y ajenos, fue la SCJN la que invalidó la orden de aprehensión que un juez de control había girado contra Cabeza de Vaca, por los delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero, alegando que el mandatario tamaulipeco todavía gozaba de fuero al momento en que se emitió el mandamiento judicial, por lo que la citada orden era contraria a la Constitución.
De ahí que el presidente Andrés Manuel López Obrador haya exhibido, en distintas ocasiones, cómo las decisiones de jueces y magistrados han sido contrarias al interés público. AMLO ha insistido, y no se equivoca, que debe de prevalecer la justicia sobre el derecho. Estas críticas frontales hacia el Poder Judicial, como era de esperarse, le han valido confrontaciones con Norma Piña, la nueva presidenta de la SCJN.
Ya no podemos tapar el sol con un dedo. El Poder Judicial tiene que reformarse. O mejor aún: transformarse.
