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Juan Hernández
De acuerdo a datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en México ocho de cada 10 alumnos de primaria y secundaria han sido víctimas de acoso escolar, lo cual lo coloca en el primer lugar a nivel mundial, seguido de Estados Unidos de América y China.
Más del 80 por ciento de los actos de bullying no son reportados a las y los maestros, o en caso de haberlo hecho, una gran parte de ellos son ignorados. Asimismo, el 60 por ciento de los acosadores tendrán al menos un incidente delictivo en la edad adulta, y 3 millones de estudiantes se ausentan de la escuela cada mes a causa del bullying. Son cifras alarmantes que se extrapolan si tomamos en cuenta que, por las redes sociales, se puede evidenciar que en muchos de los casos, son los alumnos los que fomentan o promueven esas agresiones para luego subirlas en Tik-Tok, Facebook o Youtube.
Más que censurar, debe existir una responsabilidad compartida, maestros, padres de familia y alumnos, para que se frene esta ola de violencia en la que la sociedad mexicana es la que pierde y muchos jóvenes son lastimados, orillados al suicidio o incluso a las drogas. Pero, además, los abusadores (hombres y mujeres) se encaminan a otros tipos de violencia que está dentro de las llamadas cifras negras de agresiones en México.
Definitivamente, falta mucho por hacer para combatir el abuso escolar en las escuelas de todos los niveles de México, pero ese es un problema de antaño que debe empezar desde la familia y los valores.
