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Salvador Guerrero Chiprés
La extorsión registrada nacionalmente ha crecido mientras disminuye en la capital del país. Datos duros y percepciones. No es suficiente. Debe continuarse. Para ello solamente alcanzan los esfuerzos verificables de la sociedad civil, empresas y autoridades. Lo demás es demagogia. Se trata del delito más frecuente en todo el continente junto a los fraudes. En la Ciudad de México ha disminuido 58 por ciento en todas las demarcaciones en una tendencia que tenía dos años de vigencia ya en la elección del 2021.
En otras palabras, la tendencia positiva en seguridad tiene que ver con la estrategia de seguridad diseñada por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, con efectos concretos desde el 2020 y no está asociada con
las alcaldías, aunque ellas constituyen un espacio central para acompañar, fortalecer o de plano, para perjuicio de la ciudadanía.
El Consejo Ciudadano y Grupo IMU iniciaron ayer una inédita campaña nacional en contra de la extorsión, la violencia familiar y la depresión asociadas a esos delitos. Al arrancar en una estación de autobús de Mosqueta y Reforma, en la alcaldía Cuauhtémoc, recordamos que esa demarcación registra uno de los indicadores más altos de extorsión del país de entre las 50 municipalidades más vulnerables del México. De hecho, en tasa por cien mil, es tres veces más preocupante que Iztapalapa.
Gerardo Cándano, director de IMU, señaló —con un tino y sensibilidad que corresponde con las personas activamente comprometidas— que solamente esfuerzos convergentes de ciudadanía y empresa contribuyen
eficazmente con autoridades y personas víctimas ante los desafíos extorsivos. La campaña está en Tijuana, Monterrey, Oaxaca, Guadalajara, Zapopan, Toluca, Veracruz y Puebla, además de la CDMX, desde donde el Consejo Ciudadano opera un modelo de atención de alcance nacional contra este delito.
