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Samuel Cantón Zetina
¡Quién entiende a la Corte! Se despacha por todo lo alto con el presupuesto (cuenta con un “guardadito” de más de $1000 millones, denunció el presidente), y a cambio no es capaz ni siquiera de cumplir con su deber. A menos, claro está, que su labor -interpreten los jueces- sea perpetuar el modo “cuentagotas” de impartir justicia.
De otra forma, no se explica cómo ha podido invalidar el requisito -dispuesto por autoridad electoral- de “un modo honesto de vivir” para acceder a un cargo público. Los pillos están de plácemes. O invalidar la “Ley Ingrid” que en Edomex sancionaba la difusión carroñera -en medios y redes- de imágenes de cadáveres. Igualmente resulta inexplicable que el máximo tribunal haya tirado el Registro Público de Agresores Sexuales de la CDMX.
Tratándose de mujeres, de qué sirve que hace apenas unos días, en el Día Internacional del género, la flamante presidente de la SCJN, Norma Lucía Piña Hernández, reconociera una “deuda histórica” del sistema de justicia con ellas. “¡Ni una más!”, gritó con pasión la magistrada. Puro bla bla bla…
De muy poco ayuda también -si las leyes se tuercen en la Corte- que los diputados hayan aprobado hasta 22 años de prisión por ataques con ácido contra las mujeres. Lo anterior, gracias a la presión mediática de la saxofonista María Elena Ríos cuyo agresor estaba por salir en libertad amparado por un juez. En esa “deuda histórica” de Piña Hernández aparece la aberración de que los criminales después de asesinar a sus
cónyuges ¡conservaban la patria potestad de los hijos!
Solo en México… Merced al activismo de Helena Monzón -su hermana Cecilia fue ultimada por la pareja-, Puebla acaba de dar luz verde a la llamada Ley Monzón que quita a los feminicidas aquel derecho que claramente no merecen.
Y DE MAÑANA… AL FIN empezaron a caer los angelitos que se “clavaron” de Segalmex más de $10 mil millones. Pero falta el exdirector -joya echeverrista- Ignacio Ovalle…
