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Ricardo Sevilla
El presidente Andrés Manuel López Obrador mostró una carta de Héctor Aguilar Camín, fechada el 27 de agosto de 1990, donde el escritor, sin ningún recato y sin tapujos, pide dinero (“ayuda solidaria”, dice él) al expresidente priísta Carlos Salinas de Gortari.
Durante su conferencia Mañanera, López Obrador también expuso un “recibo provisional” 250 millones de viejos pesos, fechado en abril de 1989, donde aparece la firma autógrafa del historiador oriundo
de Chetumal. La verdad es que lo exhibió, de cuerpo entero, en toda su estulticia.
Y ayer, en el periódico Milenio, Aguilar Camín, que parece que no tiene conectada su cabeza con la pluma, acepta que sí recibió ese dinero e incluso sostiene que el costo total del dichoso estudio ascendió a 614
millones 146 mil pesos. Al verse descubierto en toda su estulticia, el columnista de Milenio intenta justificarse diciendo que su empresa pagó “impuestos” por ese pago. ¡Dónde tendrá la cabeza! Aguilar Camín apunta que la carta mostrada por el presidente López Obrador “habla de una serie de estudios educativos que Gilberto Guevara Niebla, subsecretario de Educación en ese gobierno, coordinó en un centro de investigación asociado en aquellos años a la revista Nexos”.
Lo que Aguilar Camín omite decir es que él mismo era presidente del Centro de Investigación Cultural y Científica A.C. Tampoco dice que “ese centro de investigación asociado en aquellos años a la revista
Nexos” era, en realidad, el primer registro patronal de la empresa Nexos. De hecho, la compañía Nexos, Sociedad, Ciencia y Literatura, S.A. de C.V. y el Centro de Investigación Cultural y Científica A.C. tienen la misma dirección y se encuentran en el mismo inmueble. Y eso tiene una explicación muy simple: siempre han sido una misma empresa.
Lo que ocurrió fue que el 14 de diciembre de 1990, justo durante el sexenio de Salinas de Carlos Salinas de Gortari, el Centro de Investigación Cultural y Científica A.C. cambió su denominación social a Nexos, Sociedad, Ciencia y Literatura, S.A. de C.V. Y ¿sabe qué? Aguilar Camín está desesperado, colérico y ya no sabe ni para dónde hacerse. No hay más: el dueño de Nexos es un corrupto.
