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Salvador Guerrero Chiprés
La convocatoria para construir la realidad de paz, en resumen, la ausencia de violencia delincuencial, requiere de interlocutores con capacidades que provienen de un trabajo social acreditado y de una visión de futuro integradora y socialmente sensible.
La transformación de la vida social, política y económica de una comunidad se realiza con liderazgos articuladores de credibilidad y una motivación tan válida como la de situar a la paz como detonante económico y de solidaridad comunitaria: sin reconocer a los más pobres, es solamente demagogia. Las estadísticas exhiben una baja en la incidencia delictiva.
Además de contribuir a una mejor percepción de la seguridad pública en la Ciudad de México, y en particular en alcaldías anteriormente con índices elevados, como Iztapalapa —48% menos de delitos de alto impacto entre 2019 y 2022—, elevan certeza en la probabilidad de avances. Ahora Cuauhtémoc es la alcaldía de mayor incidencia delictiva.
Este martes, la alcaldesa Clara Brugada, capaz de promover compromisos durante décadas con lo social y de convertir en espacio urbano seguro el compromiso contra la violencia, firma con organismos ciudadanos y sectores representativos de la comunidad los compromisos por la paz y la convivencia en Iztapalapa.
La garantía de acceso a derechos e innovación y el respeto a la diversidad, son centrales. Principios que acompañan la estrategia impulsada por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, con políticas en cuyo
corazón habitan respeto y coordinación. Defender el derecho de vivir y convivir en paz, con la promoción constante de la cultura del apoyo mutuo y la eliminación de la discriminación, racismo e intolerancia —en
concordancia con la agenda 2030 de la ONU— es plataforma indispensable ahora y siempre.
