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Ana María Vázquez
Mientras la prensa corporativa ha intentado una y otra vez desacreditar a los testigos de la fiscalía en el juicio García Luna, romantizar al “pobre hombre” que está siendo juzgado y manda mensajes de amor a su esposa, otros hasta sugieren que dicho juicio es parte de una venganza del narco.
Esos mismos a los que les conviene continuar con el pacto de silencio porque bien saben que si sus nombres salieran a relucir en el juicio, no tendrían agujero en la tierra capaz de esconderlos, ¿acaso no vivieron en el mismo país?, ¿existe amnesia colectiva respecto a los montajes, las cadenas de secuestros y las redes del narco de cuello blanco que se tejieron durante los sexenios de Calderón y Fox? Las redes siguen ahí, festejando por ejemplo que Netzaí Sandoval ya no esté en la defensoría pública, entrevistando a los actuales funcionarios del INE y elogiando la actitud prepotente de estos, escribiendo editoriales que intentan desviar la atención, aunque todos saben, por ejemplo, quién fue el periodista encargado de filtrar la información de la captura de Zambada, el “Rey” La información se dio en el Universal, como “exclusiva”; Eduardo Medina Mora dio en conferencia de prensa los detalles de la aprehensión, otro montaje del que se colgaron medallitas la SIEDO y la PGR.
En redes se menciona una y otra vez al periodista Raymundo Riva Palacio. Lo cierto es que todo lo que sale ahora en este juicio, aunado a lo que ya han documentado valientes periodistas de investigación, de los
serios: libros escritos y testimonios de los directamente afectados por denunciar dichas redes, deberían ser motivo de escándalo y vergüenza nacional, sin embargo, estamos tan acostumbrados a ver desfilar la corrupción, los montajes y el narcotráfico en nuestra cara que el juicio actual solo mueve al morbo y no al clamor social por la destitución o el enjuiciamiento de los involucrados, que nos conformamos con
seguir viendo, escuchando, leyendo a los medios que, metidos en esta misma red, quieren contar una historia tan diferente y alejada de la realidad como la telenovela que nos contaron para entronizar a Peña Nieto.
