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Jorge Gómez Naredo
Marko Cortés, el presidente del PAN, se fue a Estados Unidos este fin de semana. El motivo por el cual se trasladó a allá: que para “inaugurar” el primer “comité migrante” del partido que dirige. El caso es que, en Estados Unidos, en lugar de reunirse con migrantes mexicanos que luchan por un trato digno, lo primero que hizo fue ver a Ricardo Anaya, quien fuera candidato presidencial del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano en 2018.
Cortés publicó cuatro imágenes en Dallas con el excandidato. Ambos tratan de mostrarse amigables, tranquilos, como si todo estuviera bien, como si Anaya fuera un gran dirigente y ambos estuvieron hablando
del futuro de México. Ahora bien, ¿qué significado tiene esta reunión entre Marko Cortés y Ricardo Anaya? El PAN y el PRI y -su aliado pequeño- el PRD están en pláticas para lograr la unidad en 2024, y en realidad ninguno de esos partidos tiene un liderazgo que presumir, y muchos menos un precandidato con posibilidad -aunque sea- de dar batalla en la contienda presidencial del próximo año.
Por eso, que haya visitado el fin de semana Marko Cortés a Ricardo Anaya, ¿indicará que la alianza PRI-PAN-PRD le está pidiendo que retorne al país y pueda ser candidato de nueva cuenta a la presidencia?
¿O es un mensaje de Cortés a sus aliados, como diciendo: “miren, ya no busquemos más; éste es el bueno”?
En la oposición no hay liderazgos que puedan ser buenos candidatos presidenciales, y en un acto de desesperación, la alianza PRI-PAN-PRD puede pedirle de nueva cuenta a Ricardo Anaya que los encabece, incluso aunque éste tenga problemas con la justicia. Así de desesperados están los de oposición. Así de desesperados se ven.
