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Niños, jóvenes y adultos se manifestaron para exigir justicia por la muerte del comerciante, arrollado por un cafre.
Redacción Grupo Cantón.
¡Con los tamales y el atole listo, Jorge Claudio desde muy temprano salía de su domicilio pedaleando su carrito de tamales,” ¡Buenos días, jefe!”, saludaba al vecino que lo veía pasar a toda prisa, con una gran sonrisa en el rostro y con una actitud positiva. “¡Bendíceme Virgencita quiero vender mucho hoy!”, decía mirando al cielo, mientras transitaba en las calles de la colonia Santa María Las Torres, entre los carros que pasaban a un costado de su carrito a toda velocidad. Clientes aseguraron que sus tamales eran tan deliciosos que esperaban a don Jorge afuera de su domicilio, “¿Cuántos y de qué?”, preguntaba cada vez que le compraban.
MUERTE
Hace un par de días, el tamalero salió a ganarse el pan de cada día en calles de Cuautitlán, el día pintaba normal y el reloj apenas marcaba las 9 de la mañana, “¡Hoy venderé mucho, Diosito!”, dijo Jorge, pues la clientela aumentaba entre 10 y 11 del día.
Don Jorge montado en su carrito se colocó en la esquina para cruzar la avenida, a lo lejos observó un Mini Cooper que circulaba a toda velocidad, “Maneja como loco”, pensó, desafortunadamente más tardó en decirlo que en lo que alzó la mirada y, observó el vehículo que se le venía encima. “¡Ayyy!”, se escuchó el grito del pobre hombre hasta el otro lado de la avenida, mientras unos sonidos crujientes provenientes de los fierros del carrito se perdían con la voz de la gente que gritó “¡Lo atropelló!” “¡Dios mío está muerto!”, pero ya era demasiado tarde, pues aquella Navidad, Don Jorge perdió la vida casi inmediatamente debido al fuerte impacto.
CONDUCTOR
Por su parte, el cafre responsable Ken Flores Alarcón intentó volantear para darse a la fuga, pero varios vehículos le cerraron el paso. “Ya valió madres”, pensó. “¡Maldito asesino!”, le gritaron varias mujeres al ver al estimado tamalero tirado en el asfalto, bañado en sangre, pero Ken se mostraba tranquilo, pues sabía que en México “con dinero baila el perro” Minutos después, al lugar de los hechos arribaron elementos de la Secretaría de Seguridad (SS), quienes esposaron a Ken Flores y lo trasladaron al Ministerio Público, el vehículo fue asegurado por los uniformados, mientras que el cuerpo de Don Jorge fue trasladado al anfiteatro local. “¿Qué te pasó, papá?” preguntaban y lloraban sus hijos, mientras abrazaban a su madre para darle un poco de consuelo.
CORRUPTELAS
Más tardó en pisar el Ministerio Público que en lo que el cafre asesino ya tenía un pie afuera de la cárcel, pues 48 horas después de su detención, las autoridades dejaron ir libre a Ken Flores, pese a que por su imprudencia de manejar alcoholizado provocó la muerte del tamalero. Ante los hechos, Jorge Raziel López, hijo del tamalero, expresó su indignación.
“Ya salió libre y no cubrió ni el pago del funeral. Mis hermanos, mi madre y yo exigimos justicia en todos los sentidos, que pague indemnización y que no salga de prisión, porque al final un homicidio es un homicidio”, enfatizó.
MARCHA
Con la finalidad de expresar su repudio ante el mal accionar de las autoridades, Raziel convocó a una manifestación, en la que se dieron cita decenas de personas que estimaban al conocido tamalero. Los manifestantes les recordaron a las autoridades que Ken Omar Flores Alarcón fue dejado libre con una fianza, por lo que con gritos y pancartas exigieron su recaptura. Los quejosos también llevaban uno de los carritos que utilizaba don Jorge para trabajar y en el mismo se observaban pancartas que decían: “Justicia para Jorge Claudio”. Las protestas se extendieron hasta autopista México-Querétaro, a donde arribaron granaderos y replegaron a los manifestantes. Aun así, las autoridades fueron exhibidas.
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