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Abraham Mendieta
Este año 2023 será, sin duda, el año en el que los trabajadores y trabajadoras mexicanas habrán tenido más derechos laborales en toda su historia reciente, dignificando las condiciones de vida de quienes generan la riqueza del país.
En primer lugar, por la subida evidente del salario mínimo, que se triplicó en apenas cuatro años y que iniciará el próximo con un alza 20 %, alcanzando los 207 pesos diarios, tras décadas de no subir, amparado en la teoría neoliberal de que si subían mucho los salarios de los de abajo, habría una grave crisis
económica.
En la frontera norte, donde destaca la presencia de la industria maquiladora, el aumento del salario mínimo llevará el ingreso básico laboral hasta los 312 pesos diarios, en una zona pujante para el desarrollo económico, que tiene, además, un precio reducido para las gasolinas.
En segundo lugar, por la ampliación considerable en los días de vacaciones pagadas para todos los que entregan su esfuerzo a una empresa, pasando de 6 a 12 días, un beneficio que duplica el tiempo de calidad que todas y todos podrán disfrutar con sus familias, y un logro laboral al que la derecha se opuso durante décadas.
De igual manera, estos 12 días irán aumentando según el número de años que el trabajador lleve en la empresa, y cada año se considerará un periodo de dos días más, dejando atrás el lamentable récord que ostentaba México, al ser el país con menos vacaciones en toda la región.
A todo esto, se suma el aumento en el monto de la pensión para adultos mayores que pasa de 3800 pesos bimensuales a cerca de 4900, dignificando la vida de quienes trabajaron por México y por sus familias durante décadas.
La oposición, cuando gobernaba, siempre se escudó en que estos avances no eran posibles, en que dañarían la economía y desincentivarían la inversión, y hoy queda claro que sí se podía, pero que no querían.
