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Fueron baleados con cinco minutos de diferencia en las alcaldías Coyoacán y Gustavo A. madero, por sujetos a bordo de una motocicleta, quienes después del crimen huyeron.
Redacción Grupo Cantón.
Esperar la muerte no es algo grato ni fácil para nadie, saber cuándo, a qué hora y dónde morirás resulta ser una idea muy atractiva para muchos y para otros una completa catástrofe. Varias personas dicen que los padres son los que deben de ver morir a sus hijos, enterrarlos y velar su alma los últimos días que están en la tierra, justamente es como le sucedió a Álvaro “M”, quien la mañana de aquel nueve de diciembre, antes de salir a trabajar vio a por última vez su hijo Juan “M”.
DESPEDIDA
“¡Ya me voy hijo!, estate tranquilo verás que todo esto es una mala jugada!”, dijo Álvaro, mientras tomaba la mano de su hijo antes de salir a trabajar. “¡Con cuidado!, ¡te veo en la noche, padre!”, expresó Juan, quien minutos después, al igual que su padre, saldría a hacer sus labores. Mientras Álvaro se trasladaba a su trabajo, no dejaba de pensar una y otra vez en las supuestas amenazas que días anteriores había recibido, “¡Si no me das la lana, vas a valer madres tú y tu hijo!, ¡Sé dónde trabajas cabrón, a qué hora sales y con quien más vives, así que te doy de aquí al viernes para que aflojen la lana, pues a huevo que de tu negocio si sale!”, le dijo un sujeto en repetidas ocasiones a través de llamadas telefónicas, días anteriores.
TALLER MECÁNICO
Álvaro preocupado arribó a su taller mecánico, con la razón social Taller de Alta Ingeniería Automotriz, ubicado en la calle Cruz del Sur número 105, en la colonia Prados Churubusco, alcaldía Coyoacán, por lo que estacionó su coche, bajó del vehículo e ingresó al inmueble. Por otro lado, Juan, su hijo, ya se estaba preparando para salir a trabajar, por lo que tomó las llaves y salió de su hogar localizado entre las calles Poniente 118 y Norte 20, en la zona de fábricas de la colonia Capultitlan, en la Gustavo A. Madero, y subió a su camioneta.
MUERTE DE JUAN
A lo lejos, escuchó el sonido de una motocicleta que se acercaba a toda velocidad y al levantar la mirada ya tenía enfrente a sus dos verdugos, quienes desenfundaron un arma de fuego y, de forma cruel, acribillaron a Juan dentro de su vehículo. “No puede ser!”, “¡Dios bendito!”, gritaron algunos testigos, quienes se echaron a correr para ponerse a salvo, mientras los asesinos escapaban a toda velocidad.
CRIMEN DE ÁLVARO
Álvaro, en su taller tuvo un presentimiento horrible, una emoción indescriptible como si le presionaran el pecho, por lo que miró a su alrededor hasta que llegó su mirada al cielo, “¡Será lo que tú quieras, Virgencita!”, alcanzó a decir y justamente cinco minutos después de la muerte de su hijo, unos sujetos a bordo de una motocicleta arribaron a su taller mecánico a matarlo. Ambos sujetos encapuchados sacaron de entre sus ropas un arma de fuego y dispararon contra Álvaro, por lo que vecinos llamaron de inmediato al número de emergencia 911.
PARTE POLICIAL
Hasta el momento, agentes de la Policía de Investigación (PDI) presumen que la doble ejecución se debió a un probable intento de extorsión, sin embargo, lo cierto es que los dos crímenes estaban completamente sincronizados y planeados por alguien con gran inteligencia y poder.
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