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Jorge Gómez Naredo
La actual oposición en México, durante estos cuatro años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, ha criticado prácticamente todo lo que dice o hace el presidente.
Pero los de oposición se han obsesionado más con tres temas: el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya.
Sobre el AIFA, dijeron que estaba mal planeado, que era una “central camionera” y que no era justo que se hiciera cuando ya se estaba construyendo el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), el cual, por cierto, iba a costar una millonada mantener.
La guerra contra el AIFA fue terrible, y no sólo durante la construcción, sino incluso ahora, cuando ya está en operaciones. Los de oposición afirman que no sirve, aunque el aeropuerto ya está siendo usado por miles de personas.
Contra la refinería de Dos Bocas han dicho que no servirá, y que no producirá jamás combustible, que fue un “derroche” y que no era necesaria.
Al Tren Maya lo han criticado porque supuestamente destruye todo el medio ambiente, y en realidad, lo que impacta es lo que impactaría una carretera o alguna infraestructura más.
El criticar estas obras, en realidad, ha sido un error de la oposición. La gente está contenta con estos proyectos, y siente que, por fin, el dinero de los impuestos de los mexicanos está siendo usado de forma correcta.
Pero los de oposición están obsesionados y no entienden eso, y continúan con su guerra sucia. Alguien les debería de decir que, con esas críticas que además son mentirosas, no ganan votos. Al contrario, se granjean desprecio.
