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Salvador Guerrero Chiprés
La complejidad de las operaciones diarias en la Central de Abasto, con una extensión equivalente a 51 veces el Zócalo de la CDMX, no ha imposibilitado la reducción de la incidencia delictiva, especialmente lo referido a extorsión.
En la celebración de sus 40 años, la Ceda se consolida como una bodega del esfuerzo de comerciantes y autoridades por erradicar la presencia de delincuentes, centrados principalmente en los robos a comercios o a visitantes.
Este lunes al acompañar a comerciantes, a la coordinadora de la Ceda, Marcela Villegas, y el presidente de la Uncofyl, Miguel Ángel Farías, en sus festejos por 4 décadas de crecimiento, constaté la disposición al trabajo para recuperar y consolidar una noción de orden y seguridad.
Negar la actividad delictiva equivaldría a perder la oportunidad de erradicarla. Tampoco se pueden omitir los avances, extendidos hasta impactar positivamente en la disminución de registro delictivo en toda la demarcación de Iztapalapa, donde la reducción totaliza el 50%.
Detenciones como la de una banda dedicada al “gota a gota”, otra llamada de la pseudolotería “la rapidita”, o “los boqueteros”, dedicados a los robos de bodegas, han mejorado el clima de seguridad.
En la Ceda hay un esfuerzo por confrontar a los delincuentes, en línea con lo ocurrido en la CDMX, con el impulso de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum; el secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch; la fiscal, Ernestina Godoy; y la alcaldesa, Clara Brugada.
En esa dinámica, reportar y denunciar son centrales. El Consejo Ciudadano de la CDMX cuenta con un módulo de orientación gratuita y confidencial. La Ceda puede representarse como un gran almacén de posibilidades de consolidar la seguridad.
