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Abraham Mendieta
Ya casi se cumplen cuatro años de gobierno del Presidente López Obrador y la oposición aun no ha encontrado el cauce para rearticularse políticamente: pero el tiempo se acaba, y tras desperdiciar la primera mitad del sexenio, también están tomando el mismo camino en esta segunda mitad.
Por el momento, la 4T ya ha logrado aprobar con un amplio acuerdo la Reforma Constitucional que más le importaba: la de la Guardia Nacional, celebrada por un 80% de la ciudadanía, mientras avanza la discusión para la Reforma Electoral, que como el propio INE nos demostró ocultando la encuesta, también está respaldada por una gran mayoría popular.
En este escenario de oposición sin propuesta ni ruta, aciertan algunos diputados del PAN que buscan romper su huelga legislativa, y negocian la posibilidad de aprobar conjuntamente algunos temas como el del voto electrónico, o incluso, el de una posible segunda vuelta. Por desgracia son una minoría, y no cuentan con el respaldo del pequeñito dirigente opositor Marko Cortés. Y acierta el PRI facilitando este diálogo, pero no es suficiente para ellos.
Por el momento, el Gobierno Federal logrará aprobar el presupuesto que garantiza no solo el aumento presupuestal a los apoyos sociales fundamentales como la pensión de adultos mayores: también apuntala el recurso para terminar con las obras fundamentales de su estrategia de gobierno.
Si el gobierno logra cumplir su agenda, como todo parece indicar que ocurrirá, y la oposición no consigue generar una propuesta alternativa sobre reformas constitucionales, tampoco tendrán bases sólidas sobre la que construir ninguna candidatura seria o viable.
Si todo sigue así hasta 2024, juegan para perder. Se les fue otro año.
