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Jorge Gómez Naredo.
Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de México inició en América Latina una ola de triunfos de la izquierda.
Alberto Fernández en Argentina; Luis Arce en Bolivia (después del terrible golpe de Estado a Evo Morales y del gobierno usurpador de Jeanine Áñez); Pedro Castillo en Perú, Gabriel Boric en Chile; Gustavo Petro en Colombia; y ahora, Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil. Sin duda, que la izquierda haya logrado ganar las elecciones en México, tuvo un impacto en América Latina.
López Obrador siempre ha mencionado que la mejor política exterior es la interior, y que no se necesita andar de gira en gira en el extranjero para establecer buenas relaciones internacionales.
En menos de 4 años, nuestro presidente se ha convertido en un referente continental. Sus mañaneras, su política social, su lucha por la justicia y la democracia, además de su apoyo a los humildes, han tenido efectos en el continente.
Estamos viviendo una reestructuración de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, y la figura de AMLO en ello es fundamental.
México, durante los últimos años, tuvo a presidentes vasallos de los mandatarios estadounidenses: hacían lo que se quería en la Casa Blanca. Los gobiernos neoliberales, además de neoliberales, eran indignos y agachones. Pero eso cambió, y ese cambio que experimentamos en 2018 en México, impactó en toda América Latina.
Así pues, aunque se enojen los de oposición, tenemos a un líder de presidente. Y es así “aunque no sepa hablar inglés”
