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Ricardo Sevilla.
Día y noche, los antilopezobradoristas continúan lanzando sus dardos ponzoñosos contra el Presidente. Se sabe que uno de los más cáusticos y recalitrantes es Enrique Krauze.
Pero hay personajes igual de tóxicos que el dueño y director de la revista Letras Libres. Héctor Aguilar Camín, Federico Reyes Heroles y Jorge Castañeda Gutman son tres de los personajes más virulentos que, un día sí y otro también, denuestan a López Obrador. Los tres se presentan como intelectuales de izquierda.
Pero no lo son. Y es momento de revisar sus biografías para constatarlo. Héctor Aguilar Camín, de joven, trabajó en una compañía de publicidad y cuando el movimiento estudiantil de 1968 llegó lo sorprendió como jefe de información en la Villa Olímpica.
En lugar de unirse a la lucha decidió renunciar a su cargo y huyó de la ciudad un tiempo. A su regreso, buscó una beca y lo obtuvo en el Colegio de México. Federico Reyes-Heroles, desde niño, supo de la política y los entretelones del poder.
Aunque alguna vez dijo que “los partidos políticos eran incompatibles con la vida intelectual”, fue militante del PRI. Amigo de Carlos Salinas de Gortari, trabajó en la desaparecida Secretaría de Programación y Presupuesto justo con Salinas, con quien, según sus propias palabras, “tuve el enorme gozo y placer de poder platicar sistemáticamente con él”.
Durante toda la campaña de Carlos Salinas de Gortari, Jorge G. Castañeda mantuvo una relación muy cercana, “más de amistad que de trabajo”, con Salinas.
En una entrevista que Castañeda le concedió al periodista cultural Alejandro Toledo, Castañeda reconoció que su relación con el oscuro José Córdoba Montoya “fue muy correcta, muy respetuosa y positiva”. En el colmo del cinismo, el exsecretario de Relaciones Exteriores de Vicente Fox dijo en aquel momento: “Me gano muy bien la vida siendo un intelectual de izquierda”. Cuando ocurrió el movimiento estudiantil de 1968, Castañeda dijo que fue a “una o dos marchas” e incluso trató de ir el 2 de octubre a Tlatelolco, pero “llegó tarde”: y como ya no pudo acercarse a la Plaza de las Tres culturas, dijo, “regresé a mi casa”. ¿Intelectuales? ¿Periodistas? ¿Izquierdistas? ¡Por favor!
