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Sebastián Ramírez Mendoza.
Hace unos años, cuando Felipe Calderón decidió unilateralmente declarar una guerra contra la ciudadanía, las Fuerzas Armadas fueron quienes tuvieron que pelearla; se puso al pueblo contra pueblo. Esto, como sabemos, nos trajo una de las peores crisis de seguridad que hemos padecido en la historia moderna de nuestro país.
Hoy que las Fuerzas Armadas ya no pelean una guerra absurda contra la ciudadanía, realizan otras labores que sí se encaminan hacia el bienestar: apoyo a los más vulnerables en caso de desastres naturales, tareas de seguridad, combate al robo de hidrocarburos, protección de nuestras aduanas, construcción de grandes proyectos de infraestructura, y no podemos olvidar su participación crucial en el Plan Nacional de Vacunación, que garantizó que desde Baja California hasta Quintana Roo, la gente recibiera su vacuna.
En este sentido, actualmente podemos decir que lo que caracteriza a nuestras Fuerzas Armadas es su rol en la construcción de paz. Los resultados en materia de seguridad en la Ciudad de México son ejemplares para el resto del país, y algo que resulta clave en este proceso, es precisamente la actuación de la Guardia Nacional.
Como ha informado la jefa de gobierno, en nuestra ciudad los compañeros de la Guardia Nacional participan en temas específicos como el combate a la tala clandestina o el patrullaje en las fronteras con el Estado de México y Morelos, pero también en temas de inteligencia e investigación, y su coordinación con la SSC y con la Fiscalía ha sido crucial para la disminución de más del 50% en los delitos de alto impacto que ocurren en la capital.
Es importante no caer en la desinformación que ha permeado este debate, escuchar las voces de nuestros representantes, pero también de la gente, y dar cuenta del beneficio que la participación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad ciudadana representa para millones de personas en México.
