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Jorge Gómez Naredo
Para la oposición, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido un fracaso rotundo. Afirman a diario que el país va mal, que la economía se desploma, que la gestión de la pandemia fue terrible, que los niños enfermos de cáncer no tienen medicinas, que el presidente sólo es un show.
Todos los días, esos señores de la oposición, junto con sus voceros en los medios de comunicación, repiten que el aeropuerto de Santa Lucía no sirve, que está desierto. Que la refinería de Dos Bocas fue dinero tirado a la basura y que no opera. Que el Tren Maya destruirá todo el sureste y que será un rotundo fiasco.
En los programas de televisión y de radio, los de oposición y sus periodistas cercanos insisten en que AMLO es autoritario y que la libertad de expresión está en riesgo porque el presidente se atreve a contestar en las conferencias de prensa matutina. Y dicen además los señores de la oposición que el mandatario está militarizando al país, y pronto habrá miles de violaciones a los derechos humanos.
Afirman los de oposición, y sus voceros que el gobierno de Andrés Manuel no ha logrado nada, que la inseguridad es mayor, que los homicidios crecen, que con los programas sociales en realidad se tira el dinero a la basura, y que todo está peor que antes.
Eso dicen y repiten y repiten y repiten. Y a pesar de todos esos dichos, a pesar de tantas mentiras y tantos señalamientos tendenciosos y engañosos, la gente sigue confiando en AMLO, y la gente piensa y está convencida que la Cuarta Transformación es el camino para regenerar a México.
¿Por qué la gente no le cree a los de oposición y a los voceros del conservadurismo? Simple, porque abajo, la gente sabe que, por fin, tiene a un presidente que viene del pueblo y gobierna para el pueblo.
