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Javier Lagunas
El pasado viernes 30 de septiembre en su conferencia de prensa matutina, al reconocer algunos padecimientos de salud, el presidente mencionó algo que pudo pasar desapercibido o
ser minimizado: “ya terminando mi responsabilidad como presidente, que además voy a tener otro estilo de vida, voy a estar al nivel del mar, que eso ayuda mucho en el caso de la hipertensión, y ya no tantas presiones”.
En ello va implícito un mensaje no tanto para sus detractores, sino para la población en general, con mayor énfasis a sus millones de simpatizantes o seguidores: AMLO estaría revelando lo que no debe ser un secreto para nadie, pero lo remarca al precisar “ya no TANTAS presiones”.
Habrá quienes digan que un presidente siempre las tendrá, pero aquí la pregunta es si al menos cinco de sus antecesores han reconocido, pública y abiertamente, estar sometido a ellas.
El mandatario reconfirma que su gestión y él mismo, están presionados más allá de lo esperado por las responsabilidades de su cargo; está diciendo veladamente que, si su salud ha sufrido quebranto, es debido a esas presiones que suponemos enormes al enfrentar intereses mezquinos y corruptos como NO lo hicieron sus predecesores.
Está enviando un mensaje no sólo a Carlos Loret quien difundió que presenta varios padecimientos aprovechando el “hackeo” del sistema informático de la SEDENA, también a quienes han hecho escarnio de ello, diciéndoles que pueden seguir usando esa información para atacarlo, que no se trata de ocultar nada pues, como él mismo lo señaló, el nada debe nada teme y en un último mensaje de honestidad, admite, “sí, yo estoy enfermo, tengo varios padecimientos”.
