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Ricardo Sevilla
Claudio X. González ya quiere que termine el sexenio de AMLO. El presidente del Consejo
de Kimberly-Clark de México, a quien muchos consideran un traidor a la patria, está apostando para que el gobierno federal fracase. Este personaje anhela que el proyecto de la Cuarta Transformación naufrague. Pero ojo: este no es un inocuo deseo.
Desde hace años, este sujeto, que forma parte de los poderosos consejos de Administración de Grupo Alfa, Grupo Carso y Grupo México, ha orquestado (y pagado) un ataque virulento y sistemático contra López Obrador.
Y como usted sabe Claudio X. González no opera solo. Detrás de sus embestidas contra el gobierno de la Cuarta Transformación está Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), una organización que, a su vez, está integrada por un consejo donde sobresalen articulistas, dueños de revistas y periódicos neoliberales que decidieron unirse para alcanzar un fin común: golpear al gobierno federal.
Llama la atención que, ayer, el Presidente agradeciera que los opositores a su gobierno se
hayan quitado las máscaras. Y así es: hoy, despojados de caretas, estos personajes están arremetiendo frontalmente contra AMLO. Pero no siempre fue así. Claudio X. González, Héctor Aguilar Camín y Amparo Casar, por mencionar sólo a un puñado de los personajes que integran a los MCCI, pasaron mucho tiempo en las sombras, tratando de manipular a la opinión pública contra López Obrador.
Los taimados integrantes de MCCI reconocen que reciben financiamiento de “más de 1,050 donantes”. Sin embargo, no dicen que su consejo está integrado por personajes exclusivamente antilopezobradoristas: Aguilar Camín, dueño de la revista Nexos; Juan Ernesto Pardinas Carpizo, director de periódico Reforma e incluso por el exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) José Ramón Cossío Díaz. Más allá de que su narrativa esté animada por el golpismo hacia la 4T, estos personajes insisten en presentarse como “periodistas” e “intelectuales”, a quienes
sólo les importa analizar los hechos tal como son.
Afortunadamente, como ya no tienen máscaras, ahora sabemos que no son más que un puñado de conservadores hipócritas.
