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Javier Lagunas
En su conferencia del pasado viernes 19 de agosto, el presidente señaló algo que definió o, mejor dicho, redefinió su política de seguridad; algo que no sólo sus detractores en este tema, sino buena parte de la sociedad NO ha logrado asimilar del todo:
“Una sociedad mejor depende de mejores condiciones de vida, mejores condiciones de trabajo, mejor convivencia, más fortalecimiento de valores, culturales, morales, espirituales, esa es
la base. Y el complemento es la actuación de la autoridad en el terreno del castigo a los responsables de cometer delitos, el que no haya impunidad y el que no haya corrupción”.
AMLO reafirma a los críticos del “abrazos no balazos”, que su estrategia de atacar las causas sigue firme, insiste en lo de siempre, NO combatirá la violencia con más violencia. Ello no es secreto, siempre ha sido consistente en esa visión; sin embargo, al asegurar que “el complemento (del abrazos no balazos) es la actuación de la autoridad en el terreno del castigo a los responsables de cometer delitos, el que no haya impunidad y el que no haya corrupción”, está enviando un mensaje, sutil pero claro:
El mandatario advierte a la delincuencia e incluso a los intereses políticos y económicos contrarios
a la 4T que, como se ha especulado, podrían estar azuzando o por lo menos alegrándose con los recientes hechos violentos en algunas zonas del país: no se confíen, una cosa es que yo tenga claro que el origen del fenómeno de inseguridad responde en gran medida a décadas de injusticia social y por ello mi gobierno atienda esas causas, pero algo muy diferente es que se aliente y les vaya a permitir la impunidad, eso no pasará.
