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El último partido se disputó durante los tres primeros cuartos con arrojo, pero se repitió lo visto en el Juego 4, cuando los Celtics volvieron a desfallecer en la recta final.
El fantástico último cuarto vio a Stephen Curry delegar la mejor actuación a sus compañeros, Andrew Wiggins y Klay Thompson, quienes fueron los orquestadores de llevarse una victoria por los mismos 10 puntos de diferencia que el anterior juego, con marcador de 104-94. Un paso de gigantes para la consecución de un nuevo título, tal y como señalan todas las apuestas de NBA.
Como buen juego de Las Finales, el partido pudo ser para cualquiera de los dos equipos. Pero los muchachos de Steve Kerr mostraron mayor garra que sus rivales, con un ataque fluido que, además, cobraba cara la factura en la defensa. Los de Boston no conseguían encontrar el aro, permitiendo una ventaja en el primer cuarto de 24-8.
Pero a partir de ahí, la magia de la NBA comenzó a surgir, y es cuando Jayson Tatum comenzó a ejecutar su plan. El alero de los Celtics había comentado antes del partido que debía mejorar, cosa que hizo. Recortó en el primer cuarto, motivó a todos en el segundo y terminó por conducir la remontada en el tercero. Tuvo grandes momentos durante la noche.
Jaylon Brown tomó la batuta para recordarle a los Warriors que el orgullo irlandés no se negocia. Fueron 27 puntos y 10 rebotes, y ese orgullo Celtic para que los de verde recuperaran los terceros cuartos. Con una desventaja en el medio tiempo de 13 puntos, para la mitad del tercer periodo ya habían conseguido darle la vuelta al juego.
Y ahí es cuando la mano de Klay Thompson reapareció. Detuvo el embiste de Boston con dos triples consecutivos. En silencio, pero en el momento indicado. Los dirigidos por Ime Udoka consiguieron irse al descanso con un punto de diferencia a su favor.
El relevo lo tomó el criticado All-Star, Andrew Wiggins. Con muchas voces que decían que su valor estaba muy por encima de lo que aportaba al equipo, la noche del juego 5 despejó todas las dudas y calló más de una boca por el camino.
Con 43 minutos en la duela, fue el jugador de Golden State que más tiempo disputó, llevándose números de 26 puntos y 13 rebotes, el Chase Center estalló en alaridos. El parcial de 10-0 en el inicio del cuarto cuarto, desarmaron toda intención de los Celtics. Una distancia que no pudieron recortar hasta el final del encuentro.
Boston comenzó a verse desesperado, con acciones e intentos que no terminaban en el aro. Brown es el ejemplo perfecto, con un porcentaje de 27.7 en tiros de campo. El último clavo lo dio Thompson con un triple a dos minutos del final. Se acababa todo para los Celtics en el quinto partido.
La clave de esta victoria se debe a lo que los demás hicieron como equipo. Porque Curry terminó con su racha de los 132 partidos de su carrera consecutivos en playoffs anotando al menos un triple. Boston supo imponer su defensa contra la estrella de Golden State, dejándolo con sólo 16 puntos. Es un hecho relevante, porque los Warriors rompen una vez más la estadística, que dice que algo así no había ocurrido nunca en las finales, cuando un jugador se quedaba con un 0-7 en triples. Ahora, Stephen tiene la segunda peor actuación de la historia en este apartado, sólo superado por John Starks en 1994, que se fue con un 0-11 en ese juego.
Si los Celtics pretenden llevar la serie hasta el último partido, deberán mejorar considerablemente en pérdidas de balón, además de ser más eficientes en encestar cuando las cosas se ponen difíciles. La paciencia deberá regresar a las mentes de los que llevan cargando al equipo, porque de otra manera, tienen un camino casi imposible por superar. De lo que pase en el Garden estarán muy pendientes las apuestas de baloncesto, ya que todas ellas ven a los de La Bahía como los máximos candidatos a seguir con su dinastía. ¿Conseguirán los Celtics romper con esta cita de los Warriors para la historia?
