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Salvador Guerrero Chiprés
La infancia es dulcemente memorable y después nostálgicamente eterna… si permite juego, estudio y afecto en un ambiente sano y protegido; si no, marca una vida de oportunidades interrumpidas y afectaciones a la salud física y mental.
Este 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, establecido en 2002 por la Organización Internacional del Trabajo para combatir un problema que afecta a 63 millones de niñas y 97 millones de niños en el mundo, de acuerdo con la ONU. En México, según la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019 del INEGI, hay 3.3 millones de víctimas.
Las más vulnerables son de comunidades indígenas, afrodescendientes y/o con alguna discapacidad, y realizan desde labores domésticas en condiciones inadecuadas, mendicidad forzada y venta en la calle, hasta prostitución, trabajos forzosos y actividades delictivas. Las causas para que trabajen son diversas, pero cubrir sus necesidades básicas son determinantes.
En cualquier caso, les pone en riesgo de ser víctimas de delitos. Los reportes que el Consejo Ciudadano recibe a través de la Línea y Chat Nacional contra la Trata de Personas (800 5533 000), que opera 24/7 y confidencial, indican que casi el 40 por ciento está relacionado con menores, principalmente por explotación laboral y sexual.
En la CDMX, con un decidido impulso de la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, la directora del DIF, Esthela Damián, desarrolla un programa de atención integral y transversal que, desde agosto de 2021, ha permitido apoyar a más de 2 mil menores que trabajaban en calles o el Metro.
Ayudarles a recuperar su infancia y construirles un futuro digno y saludable es labor de todas y todos. Cada reporte, anónimo si se quiere, puede salvar una infancia: una vida.
