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Samuel Cantón Zetina
Hay una versión que se antoja muy interesante.
Aquella de que Movimiento Ciudadano aceptó unirse a la alianza PAN-PRI-PRD a condición de que el candidato presidencial sea Marcelo Ebrard. Más atractiva es la hipótesis de que el presidente López Obrador está al tanto. Supondría, primero, que el canciller tiene a MC como Plan “B”, y que sus probabilidades en el guinda son escasas.
Y que la nominación estará entre Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López Hernández.
Antes se sabía que el pupilo del extinto salinista Manuel Camacho Solís (Marcelo) pactó con Ricardo Monreal para cerrar el paso a la Jefa de Gobierno, a quien AMLO prefirió en el 2018 para gobernar la capital.
El líder del Senado -fue su premio de consolación- nunca se lo perdonó. Más tarde, el zacatecano chocó con Sheinbaum en la lucha por las delegaciones de la CDMX.
Ebrard se enfrentó abiertamente a ella a propósito de cuál de los dos es responsable del desastre de la Línea 12 del Metro. A juicio de los mexicanos, el menos identificado con Obrador y la 4T es el encargado de la política exterior.
Tal vez a eso obedezca que mientras en las encuestas entre morenistas los favoritos son Sheinbaum y el secretario de Gobernación, en las abiertas a la población, el carnal está arriba.
Menos pasa desapercibido que el presidente ha dicho en público que Adán es “su hermano”, y que estuvo tan conforme con su desempeño como gobernador de Tabasco, que lo llevó a Bucareli.
Cabe escribir, por último, que la ventaja del Movimiento de Regeneración Nacional es tan grande, que aunque con diferentes porcentajes, en 2024 retendrá el mando con cualquiera de los tres. De allí la importancia de la candidatura.
