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Así despidieron al “Jefe Vulcano” en la Central de Bomberos de CDMX

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“Nos dejó muchos recuerdos, fue respetado por mucha gente, inclusive… me tocó vivir experiencias dónde le pedían una fotografía”, dijo su hermano en la ceremonia en que despidieron a Raúl Esquivel

Omar Montalvo

Ciudad de México. – Entre sirenas de auxilio, uniformes a prueba de fuego con rastro de cenizas, cascos, hachas, mangueras y el saludo marcial del Heroico Cuerpo de Bomberos (HCB), en la Estación Central de la Ciudad de México, fue despedido el recién fallecido, Jefe Vulcano” Raúl Esquivel.

En el homenaje realizado en la estación Leonardo del Frago, la hija del jefe, Andrea Esquivel Avilés, le agradeció al director general del HCB y con la voz entrecortada al borde del llanto por la muerte de su padre, expresó “Pude ver en el recorrido que hicimos… todos querían a mi papi. Él fue un héroe de carne y hueso hasta el final, yo lo vi… luchó hasta el último día de su vida… yo lo vi día y noche, él no se dio por vencido”.

Los hermanos del homenajeado, Víctor y Hortensia Esquivel, dieron unas últimas palabras públicas dónde agradecieron la asistencia y realización del homenaje pues recordaron el arduo trabajo de su hermano vulcano mientras fue bombero por casi medio siglo.

“Nos dejó muchos recuerdos, fue respetado por mucha gente, inclusive… me tocó vivir experiencias dónde le pedían una fotografía con él, desde su carro se bajaba y se tomaba la foto con las personas ¿por qué? porque fue una persona honesta, el ‘Jefe Vulcano’ Raúl Esquivel, siempre fue honesto con su trabajo”, dijo con orgullo su hermano Víctor.

Mientras que Hortensia Esquivel le recordó a los bomberos presentes que su hermano tenía un sueño, no sólo ser el mejor bombero dentro de la institución, “él trabajó arduamente, porque quiso que el cuerpo de bomberos de la Ciudad de México, fuera catalogado como el mejor de América Latina, señores bomberos, a ustedes les queda un legado que dejó aquí Raúl Esquivel Carbajal, el Jefe Vulcano” declaró.

Sin más, encendieron todas las sirenas de los vehículos, y la banda de guerra entonó los vientos y tambores, para que el féretro de Raúl Esquivel fuera transportado al Cementerio de Los Cipreses, en Naucalpan, Estado de México.

En la CDMX Raúl Esquivel popularizó la frase “vamos para allá” cuando recibían una llamada de emergencia.

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