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Por Eduardo López Betancourt
elb@unam.mx
UNA GRAN LABOR QUE HACEN
Lamentablemente la respetabilidad de
los docentes cada vez más va en decadencia; en buena medida esto se debe a
la culpa de los propios mentores, quienes han olvidado su importante función,
pero, por otro lado, también los ámbitos
gubernamentales participan en el menosprecio a la calidad de los maestros.
Una importante causa la constituye la significativa separación entre Escuelas Normales y profesionales de la
enseñanza. Antiguamente era imposible que un trabajador de la educación
no fuera normalista. En la actualidad
muchos que carecen de una formación pedagógica imparten clases en todos los niveles, provocando sin duda el
“cualquierismo”, lo que implica que sujetos sin la mínima preparación didáctica estén frente a un grupo de alumnos,
sin que se de el indispensable “eros pedagógico”; ante ello, el históricamente
formador de buenos ciudadanos y profesionistas se ha marginado.
El próximo 15 de los corrientes se festejará a quienes hacen de su profesión un
apostolado, pero insistimos, son escasos
los que reúnen ese perfil para entregarse
a la grata función de transmitir conocimientos con emoción y responsabilidad.
En homenaje a los pocos, pero buenos
profesores que hay, les expresamos las
más cordiales felicitaciones y distinción
que merecen quienes han seguido las
pautas de los grandes educadores mexicanos, a la altura de José Vasconcelos,
Jaime Torres Bodet, Agustín Yáñez y no
se diga maestras de la talla de Rosaura
Zapata y de la propia María Montessori,
quien a pesar del tiempo transcurrido sigue teniendo seguidores incondicionales
de sus inigualables doctrinas metodológicas en bien de los pupilos.
FELIZ DÍA DEL MAESTRO.
