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CIUDAD DE MÉXICO.– Los incendios recientemente registrados en Mercados Públicos de la Ciudad de México, han destapado toda una cloaca de corrupción que impera en dichos centros de distribución, al amparo de las autoridades de las alcaldías.
La normatividad existente es muy básica, ya que el Reglamento de Mercados para el DF data de 1951, en 2015 se publicaron los Lineamientos para la Operación y Funcionamiento de Mercados Públicos en la CDMX y actualmente se pretende reformar esa reglamentación agregando conceptos elementales de Protección Civil, que garanticen Prevención y Mitigación de Riesgos como medidas integrales de riesgos.
Los operativos implementados por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaun, para la revisión, diagnóstico y corrección de riesgos en los 329 mercados públicos de la Ciudad de México, si bien van a regular y reducir riesgos al interior de estos inmuebles, tiene como objetivo el deslindar al Gobierno Central de responsabilidad y por consecuencia responsabilizar a las alcaldías de su correcto funcionamiento y ante una eventualidad, asumir en su totalidad la responsabilidad.
En casi todos los mercados públicos existe un CENDI, lugar donde los niños toman clase de educación preescolar como parte del apoyo prestado originalmente a los locatarios; con ello conviven los riesgos de instalaciones rebasadas de tanques estacionarios de gas que se convierten en una bomba de tiempo, a la par de pasillos invadidos por los locatarios, entradas y salidas bloqueadas por puestos, instalaciones eléctricas hechizas y sobrecargadas por el uso excesivo de aparatos eléctricos, todo ello al amparo de la corrupción de las autoridades encargadas de regular los mercados.
Los mercados se convirtieron en el botín de las delegaciones, en donde todo tiene un precio, la Cédula de Empadronamiento, el cambio de giro comercial, el cambio de titular, la remodelación del local, la colocación de un refrigerador, todo significa dinero.
