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La tarde del viernes 31 de julio de 2009, Fermín y Dany, inseparables amigos, llegaron al bar que acostumbraban, La Posada del Sancho, a disfrutar de unas cervezas y una buena botana. No sabían la pesadilla que vivirían unas horas más tarde.
Solían sentarse en el área de la terraza para poder fumar, y el lugar -ubicado en las calles Ejército Nacional y Schiller, en Polanco-, con capacidad como para 200 personas, estaba lleno.
Luego de varias frías, amena charla y justo cuando se disponían a hincar el diente a un sabroso chamorro, se escucharon disparos en el lugar; cinco jóvenes irrumpieron en el establecimiento y tras amenazar con sus armas a los comensales, comenzaron a despojarlos de sus pertenencias.
El gerente del lugar había opuesto resistencia, fue el primero en recibir varios disparos. Se hizo el infierno.
Los malandros no contaron con que un comandante de la entonces Policía Judicial se encontraba en la mesa contigua a la de Fermín y Dany y los enfrentó.
Un comensal que entró en pánico se levantó y cayó herido a los pies de los inseparables amigos, mientras el policía atinaba a los cuerpos de tres de los cinco ladrones; uno de ellos cayó muerto y dos de sus cómplices quedaron heridos en el lugar.
El reporte de la entonces Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF) dio parte que el enfrentamiento dejó un muerto así como cuatro lesionados, dos asaltantes, el gerente y un comensal.
