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En este mes patrio, vale la pena reflexionar sobre la supuesta libertad y goce de derechos que tenemos, en particular, sobre la pérdida de los mismos, que hoy sufre una gran parte de la población mexicana, simplemente por el hecho de ser mujer.
De acuerdo a la ONU, el 66% de las mujeres mexicanas en 2018, habían sido víctimas de la violencia de género, y 7 de cada 10 manifestaron que han vivido algún tipo de violencia en su vida.
En el caso de la Ciudad de México, ante el alza descontrolada de este tipo de violencia, varias organizaciones y ciudadanos solicitaron que se active la Alerta de Violencia de Género (AVG), considerando que su aplicación es inminente, y es que con las acciones que implementó en la materia la administración anterior, y aun con las nuevas acciones propuestas por Sheinbaum, sólo se ha cumplido con 30% de los indicadores en materia administrativa para bajar los índices de violencia, feminicidios y tttransfeminicidios.
El hartazgo al respecto es tal que, en los últimos meses, hemos visto a nivel nacional, a miles de mujeres salir a las calles para exigir un alto a la violencia en su contra. Esta violencia no solo las impacta a ellas, sino que permea en sus familias y comunidades. Por ello se debe repensar la Alerta de Violencia de Género en la capital.
AL PARECER, el feroz ataque del coordinador de los diputados locales de Morena, Ricardo Ruiz, en contra del director del Canal del Congreso CDMX, Ricardo Rocha, obedece a una historia periodística de hace muchos años. Cuentan que tiene que ver con las frecuentes visitas que hacía Ruiz, por cierto en compañía de su amigo Alejandro Encinas, a ciertos centros nocturnos, de esos que también le gustaban a otro perredista, Jesús Ortega. Hablando de perredistas, nadie se explica cómo César Aldama, un personaje tan cercano al Sol Azteca en Álvaro Obregón, llegó a ocupar un cargo en la Oficialía Mayor y se puso la camiseta de estibador para desalojar a los trabajadores del Canal de TV.