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Antes de que secuestraran al estudiante de la Universidad del Pedregal, Norberto Ronquillo, la delincuencia ya había privado de su libertad a otros cuatro jóvenes en los alrededores de la misma zona.
Este dato del propio Gobierno capitalino abrió la sospecha de que el alumno de mercadología de 22 años fue víctima de la banda de “Las Pelonas”, un grupo criminal identificado por delinquir en las alcaldías del sur de la Ciudad: Coyoacán, Tlalpan, Xochimilco y Milpa Alta.
La Procuraduría capitalina y la Secretaría de Seguridad Ciudadana están obligadas a desmantelar una red criminal (con 30 presuntos años de operación) que ya reconocen pero que como en muchos otros casos, esperan el golpe mediático para darle atención.
A su vez, los alcaldes de los cuatro territorios tienen que entregar al Gobierno local todo expediente, prueba e investigación sobre esta organización que pide a las familias de las víctimas 4 o 5 mdp y aún entregando el dinero, las asesinan.
Mientras al Gobierno federal se le complica el imparable asesinato de periodistas, al local le urge que los ciudadanos recobren la confianza en sus policías, sus MP y en la cultura de la denuncia.
