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Formó parte de lo que fue el antiguo barrio universitario, marcaba propiamente dicho los límites del Centro y Tepito.
Mi primera impresión de la plaza fue en el año de 1968, íba a la secundaria Rafael Dondé y en la esquina de Costarica y Florida tomaba el camión Defensa – Hospitales que venía de los rumbos de la Moctezuma, cruzaba Tepito, se adentrba en las escuelas de la San Rafael: la Normal de Maestros y colegios privados que daban clases para educadoras y nosotros, que íbamos hasta la glorieta de los hongo, por ejercito nacional.
Muchos de los estudiantes participaban en el Movimiento estudiantil, era el mes de sepiembre y decían que un maestro de la Universidad era buscando por agentes del gobierno de Díaz Ordaz, la plaza del Estudíante era un jardín bonito con bancas, un kiosko y una estatua dedicada al maestro Antonio Caso, una noche había un mitín ahí y quien arengaba a la gente era el ingeniero Heberto Castillo, fueron cortas sus palabras y desapareció como la chica que estudiaba para educadora y tomaba el mismo camión y platicaba conmigo, ella me gustaba, pero esa noche iba con su novio, eran cinco o seis años má grandes que yo.
En la plaza del Estudiante estaba la Casa del Estudiante, tenía una enorme patio, ahí íban los estudiantes de provincia a alojarse, algunos resultaron lumbreras, fueron famosos políticos o prestigiosos científicos, ahora es una casa abandonada tomada por los comerciantes informales.
Que tiempos aquellos cuando esta plaza era bonita, los estudiantes desayunaban en el café de chinos de la calle de Carmen, o en la noche los novios se daban besos intensos, uy, ni modo, que tanto es tantito…
