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Los ataques con armas químicas en Siria –en donde los bandos se culpan el uno y el otro, con la injerencia notoria del gobierno atroz de los Estados Unidos–, se suman al estado de emergencia que vive Venezuela tras el pronunciamiento de la OEA sobre la inexistencia de la democracia en este país lo que, aun siendo cierto, significa un tremendo atentado contra la soberanía de la nación hermana y ponen sobre el tapete la posibilidad de un estallido de mayores proporciones, acaso materializado con el atentado –evidentemente terrorista aunque tarden en definirlo así–, en el Metro de San Petesburgo, Rusia.
México, por desgracia, no es ajeno a la tragedia universal porque participa, mediante una compleja red de cómplices que encabeza Jaime Camil Garza –tal y como he visto denunciando desde 1999–, el lagunero campeón en el contrabando de armas de alto poder que llegan a nuestro país para ser distribuidas, desde aquí, a distintas naciones, de Asia y África sobre todo pero también de Europa y el sur de nuestro continente.
Esta situación colocó al gobierno de nuestro país, durante el peor régimen de la historia, el de peña, en condición de cómplice de la mayor industria de los Estados Unidos, la armamentista, que no podría subsistir en un entorno de paz en el mundo; sencillamente, la economía estadounidense colapsaría porque el referente de su estabilidad ruin son las guerras y revueltas por todo el mundo.
Es preocupante que el desquiciado hombre-naranja, desde la Casa Blanca que comienza a teñirse entre dorado y rojo, tenga planes similares para México aprovechando el clima enrarecido por la excesiva desaceleración económica y su digna postura para no intervenir en el caso de Venezuela siguiendo el mandato de la Doctrina Estrada.
Si nuestra nación cae en el abismo del estado de emergencia, como tanto lo desea la ultraderecha, Trump, el hombre-naranja, tendría todas las posibilidades del mundo para expandir sus políticas xenófobas y asegurarse la rectoría política de México sin necesidad de disparar un solo tiro ante un ejército debilitado por el narcotráfico y decenas de sicarios que, sin duda, obedecen a sus “padrinos” de la Unión Americana tal y como ha declarado el célebre Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, quien también puso en la picota al ex fiscal de Nayarit, Edgar Veytia Cambero, clave para los encuentros narco-gubernamentales… y los sobornos a los ex presidentes.