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Ya sabemos que Roma costó 15 millones de dólares. La promoción, entre 25 y 30 millones. Impresionante el trabajo que hicieron para promover la película rumbo al Oscar. Yalitza firmó unas tarjetas dedicadas y le mandaron chocolates oaxaqueños a periodistas y críticos de cine. Editaron un libro con fotografías de la peli. La película tuvo presencia en todos los festivales, portadas de revista, fuerte promoción en la plataforma de Netflix para invitar a los usuarios a verla. Promoción en cine, televisión, hasta en varios recintos donde se exhibió. El chiste es que el equipo de promoción supo salirse de la caja. Pautó y tuvo presencia Roma en cuanto medio de comunicación existe, no solamente en streaming.
Al ver los maravillosos resultados de esta mega campaña, ¿por qué las televisoras no imitan este modelo tan infalible? Mismo que se dejó de hacer desde hace algunos años cuando veíamos espectaculares, portadas, periódicos de las telenovelas que se hacían.
Es más, ya ni los artistas hacen promoción como antes. Algunos se cansaron y nomás hacen su rueda de prensa y hasta la vista.
Los canales hacen lanzamientos de nuevos programas, quitan sin previo aviso shows y series de la programación, después piden que en el mismo canal no se mencione el tema ni se hable de los cambios. Mueven y cambian de horario a su antojo sin importarles la audiencia, los consumidores reales de su producto. ¿De qué sirve que el producto sea bueno si nadie sabe que ahí está? Si no tiene una verdadera cobertura mediática de lanzamiento y también de mantenimiento, el proyecto está destinado al fracaso. Todos quieren su garbanzo de a libra, de esos que la pegan sin promoción, pero lo cierto es que de esos no hay muchos. Necesitan promoción.
Hoy tenemos unas herramientas maravillosas como las redes sociales y espacios digitales donde también se puede pautar y meter publicidad. ¿Por qué no destinan un presupuesto para eso? ¿Por qué no lo contemplan? Piensan los altos ejecutivos que mientras lo promociones dentro del mismo canal (que no cuesta) ya con eso están cubiertos.
¿Cuánto le costó a Netflix llevar al elenco a cada alfombra? No solamente pasajes de avión y hotel y viáticos, no. Llevaron desde un estilista hasta maquillista y peinador para que las protagonistas lucieran dignas en los eventos. Vestirlas, cuidarlas. Claro que cuesta. Ni en sueños en la tele contamos con un equipo que se encargue de ello. Porque no hay una intención de tener una cobertura mediática. No hay relacionistas públicos ni estrategas a los que se les contrate para dicha promoción.
Debemos ya ponernos las pilas o al rato el público tendrá en su mente cuál es el próximo estreno de Netflix, antes de conocer la programación de la tele abierta.
¡A gozar, que el mundo se va a acabar! A salirse de la caja y no importa cuál sea el producto. Todos, desde la Coca hasta un programa o serie de televisión necesitan promoción. Y si no, cómo se explica que para Roma se invirtió el doble en promoción que en la producción de la película. Nos leemos próximo viernes en El manual de la buena esposa.