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Dentro de una semana “larga”, como suelen decir los castizos, el presidente López Obrador llegará a sus primeros cien días de gobierno. Para muchos ha realizado más que varios ex mandatarios juntos en un arranque esperanzador; otros, quizá los menos pero no hay manera de medirlo, alegan que ha fundado las bases para el incremento de la violencia atorado en la Guardia Nacional y colocan en riesgo la perspectiva económica por el desempleo creciente y las dudosa relación con USA.
Los primeros, a mi entender, se pasan de eufóricos radicales; los segundos, exaltan sus rencores y no reconocen virtud alguna en el mandatario. No existe término medio y este es precisamente el que estamos obligados a intentar quienes pretendemos observar la realidad con una visión no plegada al oficialismo chayotero ni al pertinaz ataque chantajista. No es difícil la labor pero, desde luego, ni de lejos podemos situar al régimen que corre al lado de los encabezados por las lacras salinas, zedillo, fox, calderón y peña; del casi centenario echeverría no me ocupo porque ya tendrá que rendir cuentas al Creador muy pronto.
Durante el mes de marzo, si la cuarta transformación va en serio, habrá de realizarse la consulta, programada en principio para el 21 coincidente con el aniversario del natalicio del Benemérito, para solicitar a la soberanía popular si decide o no enviar a proceso a los ex mandatarios citados; la lógica nos conduce, sin remedio, hacia los juicios de cada uno de ellos a sabiendas de sus desviaciones y, sobre todo, de sus insolentes posturas, sobre todo las de los derechistas fox y calderón, quienes han mostrado un perfil provocador como escudo para decirse perseguidos por el nuevo régimen. Es necesario desenmascararlos.
Ninguno de los cinco personajes tiene perdón ni salida aunque, claro, se defenderán como gatos con las patas arriba alegando desconocer o ser ajenos a las imputaciones criminales; pero basta con un mínimo sentido común para saber que salinas tuteló los magnicidios de Colosio y Ruiz Massieu, su cuñado y padre de la actual presidenta del PRI; zedillo inició la venta formal de todos los recursos del país; fox siguió la ruta arrinconándose porque no podía dialogar con el Legislativo y luego minimizó los daños generados con la explosión de la mina de Pasta de Conchos; calderón se metió en saco de once varas militarizando al país y cubriéndolo de sangre y peña no fue sino exaltador de lo mismo llegando a niveles genocidas y a una corrupción sin medida.
Esta es una pequeña síntesis. Y, por supuesto, en comparación con ésta, el presidente actual sale más que bien librado aunque, también, la exageración mediática lo coloque en el blanco cada día; tal su resistencia a ser debidamente protegido y su negativa actitud ante la crítica que eleva el falso “valor” de sus radicales exhibiendo a quien pretenden endiosar como si fuere un dictador. La adulación desmedida no es signo de salud democrática ni lo será jamás ni en ninguna circunstancia.
A noventa días de su asunción presidencial todavía el jefe del Ejecutivo no abre los candados para proceder contra los de arriba y se muestra extremadamente complaciente con la clase empresarial. El triunfador del trimestre es, sin duda, Alfonso Romo Garza.