Visitas
¡Los ojos de la capital!
HHR
Parece que el alcalde de Tláhuac, Raymundo Martínez Vite, tiene una gran tarea, y es limpiar todo lo que huela a Rigoberto Salgado.
Y es que para nadie es un secreto que Martínez Vite busca marcar distancia de su antecesor, por lo que en los próximos días se enfrentará a un caso que padecen vecinos y han detectado desde antes que se fuera Rigoberto.
Se trata de un extraño kiosco construido por el gobierno de Salgado, en una calle abandonada y junto a un terreno de la ampliación Selene, que se ha convertido en un nido de paracaidistas, lo que ha generado inseguridad y confrontación en la zona.
Lo interesante es que el kiosco no tiene razón de ser, ya que se trata de un espacio sin tránsito de gente, oscuro y con indicios de corrupción de la gestión de Rigoberto Salgado.
Los vecinos de la zona argumentan que presentarán un escrito para conocer la viabilidad de esta obra y exigirán su remoción.
Sin fiesta. Y entrados en los temas de austeridad, resulta que se acabaron las tradicionales fiestas de Navidad que celebran los grupos parlamentarios con la fuente de reporteros que cubren las actividades del Congreso.
Argumentan que Morena tiene a las fracciones asfixiadas y no suelta por completo los recursos que les corresponden y eso genera atrasos en pagos de varios rubros, entre ellos los salarios de muchos trabajadores de honorarios, pero también las pachangas.
Reconstrucción. Donde andan muy atareados es en el Instituto de Vivienda de la CDMX, con eso de la llegada del nuevo director, Arq. Pedro Sosa Álvarez, la atención a los damnificados del sismo del 2017 se ha entorpecido, pues los cheques para apoyo de renta se tuvieron que cancelar para que los firmara el nuevo servidor público, por lo que las filas han sido interminables desde el 13 de diciembre, día en que suspendieron la atención. Incluso, la organización Asamblea de Barrios les cerró el edificio en protesta. Vaya contrariedad.
