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El presidente López Obrador recibió de su predecesor, el miserable enrique peña nieto, una serie de polvorines encendidos y conectados entre sí para reventar la estabilidad del país y así, en cuestión de meses, tirar al traste con el nuevo gobierno. Recuérdese que tal ha sido tradición en cada cambio sexenal, incluso entre hermanos de partido sean priistas o panistas, para marcar diferencias y romper así el sello monárquico del predecesor y cualquier tipo de influencia de éste en el campo de la política y las instituciones nacionales.
Curiosamente cuando mayor benevolencia hubo fue a lo largo de la primera alternancia, en 2000, cuando el entrante señor fox trató con algodones al señor zedillo, el doctor z, reconociéndole logros importantes en educación y salud, según dijo vicente, el de Marta; y ello a impulso de las relaciones internacionales de Ernesto quien es, sin duda, el mexicano más influyente en Washington y Nueva York en donde incluso sigue desarrollándose en la ONU.
Este poder fue, sin duda, uno de los detonantes para armar el gabinete actual con el cuarenta por ciento de sus miembros con origen en el sexenio sucedáneo, es decir el que debió encabezar Luis Donaldo Colosio y no el rey de diamantes de José María Córdova Montoya, el gran manipulador de la política salinista siempre acorralada a pesar del genio atribuido al antiguo duende de Dublín próximo a instalarse otra vez allí o en otra de sus locaciones en el exterior… por aquello del 21 de marzo.
Las trampas puestas contra el nuevo régimen son evidentes, además de los signos propios y ya reseñados del gabinete:
1.- El movimiento migrante que colocó al país en el límite de un cierre de la frontera norte aun cuando, de realizarse, sería más perjudicial para el lado estadounidense cuya bonanza depende, en buena medida, de los compradores mexicanos. Desde luego hay mar de fondo para la bomba se encendió, en su momento, para que estallara en los primeros días del gobierno del presidente Andrés Manuel quien sabe disfrutar el honor de ser ya comandante supremo de las fuerzas armadas.
2.- La rebelión de los gobernadores, sobre todo panistas pero también el de Jalisco, Enrique Alfaro, quien tomará protesta pasado mañana y se cobija en el Movimiento Ciudadano favorecido más bien por él, en demanda de mejores prestaciones federales y contrario a la distribución de recursos con premios hacia los de izquierda y castigos a cuantos no se exhiben incondicionales… como algunos priistas sin dignidad.
3.- El nivel creciente del narcotráfico que ha sabido aprovechar los vacíos de la transición para armar barruntos de tormentas en media docena de entidades sometidas desde hace años con la complacencia de algunos mandos intermedios y superiores de las fuerzas armadas con la infiltración de marines de USA.
Para comenzar no es sencillo apagar tales infiernos.