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La caravana de emigrantes centroamericanos puso al presidente electo en el trance de evitar un enfrentamiento con el “pato” Donald Trump, del norte, encendiendo un fervoroso canto de solidaridad al anunciar la creación de miles de visas de trabajo –serán millones en poco tiempo–, para los centroamericanos inmigrantes y así evitarles el trance terrible de cruzar las líneas con os Estados Unidos. Para Andrés, según parece, es mejor que se queden en nuestro país mientras medio millón de compatriotas, cada año, no tienen otro remedio que hacinarse en tráileres para ser llevados a través del desierto y dejados a mitad de éste como carnada para los buitres de la Border Patrol o, de plano, para los carroñeros de verdad.
Esto es: no puede hacerse lecturas simples cuando globalmente confrontamos un volumen de injusticias y desigualdades locales tan inmenso. Porque, precisamente, una manera de combatir las persecuciones de los llamados indocumentados, decenas de los cuales mueren en la terrible aventura de la preservación porque en su patria ya lo perdieron todo hasta la posibilidad de vivir, es dotándoles de trabajos dignos, aunque no tengas visas por ser nacionales, para poder solventar sus dramas financieros. Un banco popular no sería una mala idea considerando que los humildes son los más responsables pagadores.
El altruismo oficial debe comenzar en casa aun cuando se tenga una mentalidad humanista que pudiera abrazar a los hermanos del sur; pero es absurdo abrir la puerta del sur cuando no podemos hacer lo mismo con la del norte, en donde para colmo se consolida el muro de la ignominia que infama la falsa “amistad” de nuestro país con el poderoso e impresentable vecino. Yo no sé si a los hermanos centroamericanos, a cambio de sus vías de trabajo sugeridas por Andrés se les entregará, al mismo tiempo, sus influyentes credenciales del INE con la vista puesta en el futuro de la “cuarta transformación”. Cuidado con este pensamiento hondamente demagógico.
Por cierto, ya que hablamos de bancos, la especulación está en su apogeo con la siembra de incertidumbre y de falsas esperanzas. ¡Cómo se benefician los financieros de España y los Estados Unidos, expertos en lavar dinero del narcotráfico, cada vez que hay crisis en México! Es hora, señor presidente electo, de ponerles un alto antes de que nos devoren hasta las entrañas.