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Saúl Álvarez casi se le va a los golpes a Gennady Golovkin durante la ceremonia de pesaje en la T-Mobile arena
Rodrigo Mojica/Grupo Cantón
Las Vegas, Nevada.– Otra vez, estaban ahí, frente a frente. Después de un capítulo de doping del mexicano, que aprovechó el kazajo para lanzar ataques, Saúl Álvarez y Gennady Golovkin se dispusieron a cumplir con el trámite más engorroso antes de una pelea.
Canelo y GGG, quienes después de una verdadera guerra de insultos y descalificaciones, habían decidido guardarse, volvieron a ser parte del tradicional face to face (cara a cara), como dictan los cánones del deporte de los puños, pero éste ahora sí tuvo su instante acalorado, agresivo.
Y la parcialidad, inclinada para el lado del de Guadalajara, Jalisco, fue una especie de presagio de lo que se vivirá la noche del sábado 15 de septiembre, en esta misma T-Mobile Arena, que pretende ser la nueva casa del púgil pelirrojo que ondea la bandera tricolor.
Y como se estiló desde el capítulo uno, porque antes este par ya se había liado arriba de un ensogado, con desenlace que terminó en paridad, fue el euroasiático el primero en validar el desafío inicial.
La Romana, imponente, peligrosa, retadora, ya estaba en su temperatura máxima, pues antes habían desfilado por ella los Moi Fuentes, Román Chocolatito González, Jaime Munguía, Brandon Cook, sólo por mencionar a parte de los protagonistas de las reyertas de respaldo del platillo boxístico en la Ciudad del Juego.
Pero Golovkin, disciplinado por naturaleza, de los pies a la cabeza, ni siquiera titubeó, pues presentó 159.6 libras, una cifra por debajo de las 160 pactadas.
El Multicampeón de Peso Medio versión CMB, AMB e IBO, completó la etiqueta que presume desde hace algunos años, y que cuantifican además 20 defensas exitosas, todo un récord del tipo, y que buscará mejorar y aumentar en la llamada Pelea del Año.
Enseguida, en su papel protagónico, y con aquella pinta que bien lo definió el video de presentación, mismo en el que aseguró que desde los cinco años fue peleonero, pues su aspecto le acarreó burlas, apareció el tapatío.
Ataviado entre el verde, blanco y rojo, a partir de sus ya característicos pants, Saúl fue arengado igual con la canción de siempre, el México, Lindo y Querido.
Aunque se rumoró que estaba arriba de kilos, Saúl detuvo la báscula en 159.4 libras, no tuvo mayores problemas, el primer golpe estaba asestado.
Ya inmersos en la imagen clásica del boxeo, el azteca estuvo a punto de irse a los golpes en contra del kazajo y, aunque ambas esquinas también se calentaron, todo quedó en un simple amague.
“Estoy muy agradecido por el apoyo de todos ustedes. Estoy muy emocionado, el ver tanta gente, ahora quiero mostrarles todo el trabajo que he hecho durante todo el entrenamiento previo.
“Hoy (ayer) fue lo más difícil, mañana será lo más fácil (ganarle a Gennady Golovkin). Realmente no me gusta hablar, mañana (hoy) lo voy a demostrar, gracias a todos por estar aquí, mañana (hoy) tendremos una victoria”.
Después de meses de espera, se agotó el tiempo, llegó el día cero. Para Canelo y Golovkin, lo que sigue será cuestión de puños.