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Yalitza Aparicio, la actriz mexicana de ascendencia indígena que protagoniza la aclamada película Roma, ha pasado de llevar una vida modesta a ganar fama a nivel mundial, lo que muchos cuestionan si ello supone un avance hacia la diversidad o estamos ante un producto más de Hollywood.
Desde que se estrenó el filme de Alfonso Cuarón, Yalitza, procedente de una familia humilde del sureño estado de Oaxaca, está viviendo un sueño que jamás habría imaginado ya que no tiene formación en interpretación.
En la ciudad de Tlaxiaco, Aparicio llevaba una vida tranquila como maestra de escuela y ahora está recorriendo el mundo presentando la cinta, recibiendo premios y llevando vestidos de alta costura de firmas de la talla de Prada, Oscar de la Renta o Miu Miu.
“Yalitza se vuelve una forma más de simulacro, se vuelve algo que pareciera ser icónico de lo indígena pero termina siendo una atracción más en este juego”, dijo a Efe el psicólogo Ricardo Trujillo.
“Hollywood tiene que lavarse la cara, mostrarse como incluyente y celebrar cualquier tipo de minoría, generalmente las que no presentan una amenaza”, explicó Trujillo.
Además, consideró que la fama de Yalitza forma parte de lo que se denomina “museificación de la diversidad“, esto es, dar un fingido valor y protección a la diversidad a la vez que se aplasta la esencia y la naturaleza del grupo.
“En México podemos hablar de los aztecas ahora que ya hemos matado su cultura. Esto es una pieza más de la museificación de la diversidad cuando en realidad seguimos siendo los mismos”, sentenció el profesor.
Sin embargo, la fama de la actriz, que para Trujillo es en parte consecuencia de la discriminación positiva que ejerce Hollywood, para muchos otros está sirviendo para visibilizar a los pueblos indígenas e incluso a todo el pueblo mexicano ante el resto del mundo.