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EN EL GABINETE DEL PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR BRINCABAN DE GUSTO.
El precio del dólar ante el peso había caído debajo de la barrera de los 19 pesos.
No era para menos. Podría tomarse como una señal de la aceptación de los mercados a la política económica del presidente socialista y de la estabilización de los indicadores económicos fundamentales.
Sin embargo, otras señales no son alentadoras. El índice inflacionario seguramente se disparará en la primera quincena del mes, debido a que el desabasto de combustible generó también disminución del abasto en productos alimenticios así como en otras mercancías. Esto, de acuerdo a la lógica económica, deberá retomar su normalidad en la segunda quincena de enero.
Sin embargo, la paridad peso-dólar, tiene una justificación muy simple. Primero, el gobierno de AMLO disminuyó las importaciones de gasolinas y combustibles en general, a consecuencia de la política “antihuachicol” ordenada desde Palacio Nacional. Durante la segunda quincena del mes, se empiezan a reflejar la salida de dólares, que disminuye debido a que el pago de las importaciones disminuye.
Pemex, es el principal importador de mercancías en el país, que impactan en la paridad de nuestra moneda con otras en el mundo. El resto de las importaciones es mucho menos impactante, aunque representan más 60%. Al no gastar en gasolinas importadas, el precio del Peso aumenta. Por ello, cayó el dólar por debajo de los 19 pesos.
La lógica económica nos dice que debería caer mucho más de lo que actualmente cotiza. Sin embargo, esos tiburones del mercado de divisas, aún juega con nuestro peso y lo usa para especular en diversos mercados.