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Ciudad de México.– “Imaginemos cosas chingonas”, fue la frase que se usó como grito de guerra para la Selección Nacional en Rusia 2018, luego de que Javier Chicharito Hernández la lanzó en una entrevista, porque después del arranque, vaya que eran palabras que podrían merodearse en un terreno más auténtico y tangible.
El 17 de junio, en el Estadio Luzhniki de Moscú, México consiguió el triunfo más sonante e importante en la historia de los Mundiales.
El electrónico del escenario moscovita no le tiraba una broma al planeta, pues el Tri derrotó 0-1 a Alemania en su estreno en la justa veraniega.
Ganarles a los teutones no estaba en el presupuesto, pero el gol de Hirving Chucky Lozano provocó echar las campanas al vuelo desde los amaneceres del certamen.
Sortear la prueba germana suponía aspirar al primer lugar del Grupo F de la justa, de ahí que, como cada cuatro años, comenzó la algarabía por los verdes, y entonces Juan Carlos Osorio se convirtió en ídolo azteca.
Para el segundo compromiso ante Corea del Sur, que parecía el más a la mano de los tres, la escuadra mexicana validó los pronósticos y se impuso 2-1, por lo que la cosecha para ese momento era ya perfecta. Arranque inmejorable.
Carlos Vela, de penalti, y Javier Hernández, tras una gran finta, fueron los anotadores en la victoria en contra de los asiáticos. Mejor, imposible. Quién se hubiera imaginado un escenario tan amable y halagüeño, seguramente nadie, pero lo importante es que el mismo era palpable y con aspiraciones a por fin dejar atrás las últimas seis ediciones en las que los Tricolores se quedaron en el cuarto partido.
Sin embargo, cuando todo era color de rosa, Suecia, en el tercer cotejo, se convirtió en el villano perfecto, y echó por la borda aquello de no ser más los ya merito, pues los del profe Osorio terminaron por pasar casi de milagro.
El conjunto sueco se impuso de manera categórica a los nuestros al son de 0-3. Los surcoreanos, en otro frente, daban cuenta de los alemanes, para abrir la puerta de los Octavos de Final.
La siguiente ronda, con seis unidades, era el otro paso, aunque para ese entonces el equipo parecía destinado a aceptar su destino, tomando en cuenta que Brasil sería el rival.
Apenas 20 minutos pudieron ser contendientes los tricolores ante la verdeamarelha, pero luego vino el derrumbe y el par de anotaciones que enterraron aún más los sueños dispersos desde días atrás.
Derrota: 2-0, apenas normal, para un combinado que no pudo superar el descalabro ante los suecos. Para México sí hubo quinto malo, pues es su asignatura pendiente y, entre los más rigoristas se mantiene una pregunta en el aire: ¿A cuál Alemania le ganó?
