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Se veía venir el recuento de votos en Puebla, una entidad marcada por el enigma de unos electores aparentemente comprometidos con la democracia y altamente calificados para seleccionar candidatos adecuados en cada posición y saber emitir un voto diferenciado.
Ninguna otra entidad mostró a unos votantes tan diversificados como los poblanos que determinaron dar el triunfo a los candidatos de Morena en los rubros de los principales ayuntamientos, el Congreso local y las diputaciones federales y senadurías, pero no en el gobierno estatal.
Los más de 120 mil votos que sacó de ventaja la candidata del Frente conformado por PAN, MC y PRD, Martha Erika Alonso, sobre el de la alianza de Morena, PT y PES, Luis Miguel Barbosa, establecen ese análisis concienzudo realizado por los ciudadanos poblanos.
Sin embargo, esa idea o razonamiento no fue considerada como lógica para el candidato de Morena, quien la impugnó y denunció fraude electoral.
Dos meses y medio después, los magistrados electorales emitieron su veredicto y resolución, por lo que desde el lunes se inicia el recuento, voto por voto, para definir el triunfo de uno de los candidatos.
Para la panista Alonso, el resultado será la ratificación de su victoria en las urnas, para el moreno Barbosa, queda una esperanza y que ahí se detecte el manoseo de votos y se anule la elección. El Presidente electo López Obrador dijo que esa elección quedó manchada por la compra de votos.
La ilusión de Barbosa es que se convoque a una improbable nueva elección, algo que solamente ha sucedido en dos ocasiones, en Tabasco, la primera y en Colima, la segunda, donde los resultados de esa nueva contienda dieron la victoria a los candidatos impugnados, ambos del PRI.
Y aunque la determinación fue del tribunal electoral, quedan dudas sobre si en la decisión tuvo algo que ver el que el impugnador sea el candidato de Morena, partido que arrasó en casi todo el país.