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Para las personas de a pie en la Ciudad de México, el 17 de septiembre fue un día más, para la doctora Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno electa, no, porque su presencia en lo que fue la Asamblea Legislativa, que se extinguió a las 23:59 del 16 de septiembre, en Donceles y Allende era importante porque se instaló el Primer Congreso con nuevas facultades para legislar que le ayudarán a ejercer un mejor Gobierno durante los próximos seis años.
Puntual como es su costumbre, la próxima gobernante de la Ciudad de México, arribó al recinto legislativo. Imposible pasar desapercibida para los representantes de los medios de información, quienes la empezaron a cuestionar de todo.
Anunció que recibirá una Ciudad con dificultades económicas, aceptando que los gobiernos anteriores siguieron una política responsable de endeudamiento.
Las preguntas continuaban y la doctora se daba tiempo para responderlas, señalando que aun cuando las finanzas de la Ciudad no son iguales a las del país, existen muchos compromisos por cumplir.
Mencionó que su presencia en la sede del Poder Legislativo, fue por invitación de los diputados, con quienes adelantó que trabajará en consenso y con todos los que representan los partidos políticos en el Congreso de la Ciudad de México.
Presenció la instalación del Primer Congreso y en el receso abandonó el lugar porque la agenda de trabajo así lo requería.
Anunció que en breve presentará su plan en materia de seguridad, después de ser cuestionada por el enfrentamiento entre narcomenudistas en Garibaldi que dejó varios muertos.
Cerca de Sheinbaum había otros invitaros, Manuel Granados, de lo que queda del PRD; Manuel Negrete, alcalde electo de Coyoacán; la próxima secretaria local de gobierno, Rosa Isela Rodríguez y hasta el rector de la UACM, Galdino Morán, pero siempre era ella la que llamaba la atención de los representantes de los medios de comunicación.
La diferencia se notó dentro y fuera del recinto legislativo. Afuera ya no hubo acarreados para corear a los políticos en turno.
