Visitas
Centro, Tabasco
En esta ocasión a los Doctores de la Risa les toca animar una festividad navideña en el Centro de Salud con Servicios Ampliados de Bosques de Saloya, Nacajuca. El pequeño auditorio se encuentra abarrotado de niños disfrazados de duendes, bebés de brazos con cuernos de reno o usando gorro de Santa, decoración, juguetes y regalos acordes con la época.
Las madres pertenecientes al Club de Estimulación Temprana, grupo en donde las autoridades sanitarias vigilan el desarrollo de la primera infancia, lucen sonrientes. En las actividades intervienen las señoras, los pequeños y sus médicos.
Por los altavoces suenan villancicos; el primero de ellos es ‘Rodolfo el Reno’: “Era Rodolfo un reno / que tenía la nariz / Roja como la grana y de un brillo singular”
Los Doctores de la Risa comienzan a bailar; usan la nariz roja de payaso y en sus miradas, como reza el villancico, efectivamente, hay un brillo singular. Sin embargo, para ellos el ambiente no siempre es tan festivo, ni el público, tan sano como el de este día: generalmente ellos están ahí para darle un vuelco a la tragedia, para inyectarle alegría a la desesperanza, en medio de la enfermedad.
DRA CACHI
La doctora Cachi es el centro de gravedad en torno al que orbitan el resto de los voluntarios, que en esta ocasión vienen disfrazados de duendes.
“Doctores de la risa Tabasco está conformado por un grupo de voluntarios que después de un curso de preparación, hemos decidido ponernos el corazón en la nariz y ofrecer nuestro servicio de acompañamiento, amor, alegría a personas en estado vulnerable”, dice a cámara una vez finalizado el festival. La doctora bromea por algunas fallas en el sonido que provocaron que no se escuchara la pista musical.
“Estamos por cumplir 12 años en Tabasco. La intención es hacer reír, aunque sea por una torpeza nuestra”.
Relata que la idea de conformar el grupo nació por iniciativa del doctor Franki Boy, quien es fundador de Doctores de la Risa Tabasco. Era el fatídico 2007 cuando la entidad sufrió aquella traumática inundación, que sacudió todos los ámbitos de la vida pública del estado. Con ello llegó ayuda de diferentes países y estados de la república, así como varios grupos de voluntarios.
“Entre esos grupos vinieron por parte de salud de Guanajuato el grupo Cuento con tu Risa A. C. Franki Boy los vio y le trajo los recuerdos de Patch Adams. El presidente de cuento con tu risa, lo invitó a hacer un grupo en Tabasco.
Franki Boy se animó y en marzo de 2008 contamos con la presencia de Héctor Olivares para dar la bienvenida a 17 voluntarios con los que iniciamos esta aventura”, dice, rodeada de el resto de las voluntarias.
Y procede a relatarnos una anécdota Navideña; “Resulta que nos invitan al jardín de niños Manuel Sánchez Mármol. Ahí los pequeños esperaban la visita de Santaclós. Hoy no vino con nosotros, pero generalmente nos acompaña. Pues entonces llega Santa: los niños formaron una fila para saludarlo y tomarse la foto, pero más de uno aprovechó su presencia para decirle al oído sus peticiones de regalo. Fue bastante conmovedor porque es una comunidad con niños cuyos juguetes eran cosas tan sencillas… había quien pedía unas Sabritas o un refresco… los niños no pedían mucho, pero abrazaban a Santaclós con emoción”.
Sobre su vida personal, ya fuera de cámara, Cachi accede a contarnos; sí le preguntas a la gente, dirá que no trabajo, lástima que no puedo vivir de mis rentas. Trabajé en gobierno, trabajé como docente, etc. Actualmente me dedico a repostería casera en mis tiempos libres”, concluye. La música se repite en un interminable loop navideño.
“Pero Navidad llegó / Santa Claus bajó / Y a Rodolfo lo eligió por su singular nariz “.
DOCTORA ADYVINA
La doctora Adyvina es actriz e ingeniera de profesión. Se considera la “Grinch” del grupo Doctores de la Risa. Tiene sus razones personales, pero eso no interfiere en nada con su compromiso y su voluntad de servicio. Durante el evento baila y lanza burbujas de jabón hacia los niños con una varita que lleva en la diestra. Apenas termina de hablar la doctora Cachi, cuando a quemarropa le pregunto a Adyvina qué significa para ella la Navidad.
Suelta una risilla que parece nerviosa. La pregunta la agarró desprevenida, supongo.
“Es como cualquier época del año. No necesitamos una fecha específica para ser felices. Y bueno, hoy me tocó venir aquí vestida de duende, es la primera vez que me toca, creo que sí… y la Navidad es eso, es dar, pero yo creo que puede ser Navidad todo el año…”, responde.
Ya más tarde, más en corto y fuera de cámaras, le pido que ahonde en su experiencia como doctora de la Risa… es inevitable hablar de la parte más sensible de este voluntariado altruista. Los niños que padecen alguna enfermedad grave…
“Con respecto a los niños con cáncer, te voy a decir que la única visita que me ha quebrado, con la que me regresé a casa y me eché a llorar toda la tarde, (su voz, efectivamente, se quiebra) y cuando dije, no, no lo puedo soportar, fue cuando visité oncología pediátrica. Es muy difícil ver a los chiquitos con cáncer, pero es más difícil ver a los papás. Los niños son maravillosos, increíbles, y si soy honesta, te diré que en lugar de arrancarles nosotros una sonrisa, ellos te la arrancan a ti”.
Prosigue; “Siempre tienen una fortaleza impresionante, una ocurrencia, un comentario. Ahora disfruto trabajar con ellos porque siempre les aprendo algo. Y digo; si ellos, pasando por lo que pasan, no se quejan, ¿cómo me voy a quejar yo por cualquier cosa? Es una fortaleza impresionante la que te inyectan. Este trabajo es de los más reconfortantes y de donde más agarro fuerzas para salir adelante. Pero tratar con los papás y los parientes es muy difícil, pues siempre están muy enojados, y muy tensos. No solamente por la cuestión de la enfermedad, sino por la presión económica y la familiar, todo lo que les implica tener un hijo enfermo de cáncer. Son personas muy enojadas y tienes que trabajar con ellos para que les ayudes a sacar un poquito de todo eso. Y cuando los hijos fallecen, es muy difícil… y cuando tengo que hablar con un papá que perdió un hijo, a veces no encuentro las palabras… he aprendido que a veces simplemente estar, o dar el abrazo, el hombro, es lo más gratificante para ellos…”.
“No tienes idea lo conscientes que están los niños de que se van a morir. Hay niños de dos tres años que te dicen: es que yo me voy a morir, pero no quiero que mis papás se queden tristes… imagínate lo que haces con eso. He aprendido cómo afrontan ellos su realidad y están llenos de sabiduría… creo que la mente de los niños es la más abierta y brillante. Quiero pensar que con todos esos niños nuestra labor no es cuestionar a la muerte, nuestra labor es acompañar, aceptar, y estar…”.
DOCTORA LADY BEAUTIFUL Y LA DOCTORA TINA TINA BAILARINA
La doctora Lady Beautiful usa bata blanca y nariz roja de payaso, igual que todas las demás voluntarias. La estancia donde se celebra el festival navideño se va vaciando poco a poco. Sólo quedan algunas mamás, las autoridades del centro de Salud y el resto de la prensa que comienza a realizar sus entrevistas.
Lady Beautiful resume su sentir en estos términos; “Cuando yo inicié, dije; me voy a divertir. Pero lo que yo no sabía es que Doctores de la Risa, porque nos llamamos así, es un compromiso serio. Cuando visitamos y acompañamos tenemos que ir con el corazón en la punta de la nariz… porque realmente queremos dar algo… nosotros tenemos que dar el corazón. Cuando vemos un paciente, nuestra nariz tiene que brillar, y esa debe ser la guía de nuestras acciones”.
Al final, me dirijo con el micrófono a la Doctora Tina Tina Bailarina. Es “la más joven del grupo”. Se lo digo y las demás se ofenden en broma. ¡¿Cómo que la más joven?! “La más joven soy yo”, dicen todas, se disputan el puesto y se ríen de buen talante.
“Tirando del trineo / fue Rodolfo sensación / Y desde aquel momento / toda burla se acabó”.
Lady Beautiful también sonríe y se despide a nombre de Doctores de la Risa con lo que mejor saben ofrecer; un poco de felicidad y sus buenos deseos para esta Navidad.