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Abandona alcalde el mercado de flor… Locatarios acusan directamente a la presidenta Nancy Nápoles Pacheco

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El principal motor económico de Tenancingo enfrenta una crisis de basura acumulada, desorden y ausencia de autoridad, se priorizan eventos culturales y discursos turísticos

REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN

Mientras el Ayuntamiento de Tenancingo presume el “rescate cultural” del municipio y organiza festivales, conciertos y actividades artísticas, el verdadero corazón económico de la localidad, el Mercado Municipal de la Flor “Xochiquetzal”— se encuentra sumido en el caos, la desorganización y la negligencia oficial.

Lo que debería ser orgullo productivo y símbolo del trabajo tenancinguense, hoy es un reflejo de abandono institucional y de una administración municipal que mira hacia otro lado.

Locatarios, productores y comerciantes coinciden en el mismo reclamo: la presidenta municipal Nancy Nápoles Pacheco prefiere los reflectores de eventos públicos antes que enfrentar, con seriedad, la crisis del mercado.

Todos los días se generan entre 3 y 5 metros cúbicos de basura orgánica mezclada con desechos domésticos, imposibilitando su reciclaje o aprovechamiento. La solución es conocida y posible, pero el gobierno municipal nunca la implementó: separación real de residuos, contenedores adecuados y un sistema integral de manejo. Nada de eso existe.

A este problema se suma la fractura social. Tras la pandemia, el mercado quedó dividido en más de 20 asociaciones que se disputan espacios, intereses y control. Aquí es donde los comerciantes acusan el mayor fracaso político de Nápoles: la incapacidad para sentar a todos en una misma mesa, construir acuerdos y ejercer liderazgo. “No hay gobierno; hay ausencia. Nadie media, nadie dirige, nadie quiere meterse de lleno a resolver”, afirma un dirigente de locatarios.

Pero mientras adentro del mercado reina el desorden, afuera el Ayuntamiento monta escenarios, pinta murales, convoca a festivales florales y presume “actividad cultural”. Para los trabajadores del mercado, esto no es promoción, es simulación. “Nos regalan espectáculos y discursos, pero seguimos trabajando entre basura, conflicto y abandono”, señala una comerciante con más de dos décadas en el lugar.

El costo económico y social de esta indolencia es brutal. El mercado emplea directa e indirectamente a más de 14 mil personas y representa más de la mitad de la economía local. Sin embargo, opera bajo condiciones que ningún gobierno responsable debería permitir. La narrativa oficial presume progreso; la realidad huele a descomposición.

Mientras la presidenta municipal busca escenario y aplauso, los floricultores exigen gobierno. Tenancingo no necesita festivales como cortina; necesita autoridad que resuelva. Porque las flores pueden embellecer la plaza, pero no alcanzan para tapar la podredumbre del abandono institucional.

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