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Popocatépetl en viva actividad: Reclaman la intervención inmediata del Gobierno del Estado de México

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Aunque los ayuntamientos de Ozumba y Amecameca activan recomendaciones y protocolos ante la posible caída de ceniza, vecinos denuncian que las acciones son insuficientes

REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN

En el oriente del Estado de México las faldas del Popocatépetl viven días de inquietud. Mientras las autoridades municipales difunden recomendaciones por la caída de ceniza, los habitantes sienten que los avisos llegan tarde y sin un respaldo operativo suficiente. Entre la preocupación y la indignación, crece una misma exigencia: que el Gobierno del Estado de México asuma el liderazgo de la protección civil en la zona volcánica, porque, aseguran, los ayuntamientos ya están rebasados.

Vecinos de barrios, comunidades rurales y cabeceras municipales coinciden en que las respuestas locales son meramente reactivas. “Nos informan cuando el problema ya está encima. No hay prevención real ni logística sólida”, reprocha Carlos, comerciante de Ozumba, quien afirma que la gente vive “a la buena de Dios”, dependiendo más del rumor que de una comunicación institucional efectiva. Las medidas básicas de cerrar ventanas, cubrir tinacos o evitar actividades al aire libre chocan con una realidad donde no todos tienen acceso a información o recursos.

Aunque Protección Civil municipal asegura que el semáforo se mantiene en amarillo fase 2 y que existen protocolos, la población insiste en que eso no alcanza. Reclaman que no hay distribución suficiente de mascarillas adecuadas, que la información no llega a comunidades alejadas y que muchos adultos mayores ni siquiera cuentan con medios digitales para enterarse. “Hablan de redes sociales, pero en los pueblos hay gente sin internet. ¿Quién los cuida?”, cuestiona María, residente de Amecameca.

El temor principal es la salud. Habitantes recuerdan advertencias médicas que señalan que las partículas de ceniza pueden afectar vías respiratorias, ojos y piel, sobre todo en niños y adultos mayores. “Nos dicen que es peligroso, pero nadie garantiza protección efectiva. El municipio no puede solo; esto debe ser atendido por el Estado”, afirma un profesor de la región.

La crítica central es la descoordinación. Los pobladores consideran que mientras cada ayuntamiento actúe por separado, siempre habrá comunidades desprotegidas. “El volcán no respeta límites municipales. La respuesta tampoco debería hacerlo”, señalan. Por ello, exigen una estrategia estatal única, con mando claro, alertas oportunas, distribución de insumos, brigadas permanentes y comunicación directa con la población.

Mientras el Popocatépetl recuerda su fuerza, los habitantes de su entorno reclaman algo que consideran básico: no ser espectadores desinformados de su propio riesgo, sino ciudadanos protegidos por un gobierno capaz de actuar antes, no después.

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