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Gracias 2025: una mirada al año que nos cambió

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Por Pedro Linares Manuel

Si estás leyendo esta columna es porque hemos llegado al final del año 2025. Apreciable lector, hoy 31 de diciembre no solo marca el cierre de un calendario, sino el final de un proceso emocional colectivo.

Decir “Gracias 2025” desde la psicología inclusiva no significa romantizar el dolor ni negar las pérdidas, sino reconocer lo que este año nos enseñó, incluso aquello que dolió.

2025 fue un año de contrastes. Para algunos trajo logros; para otros, rupturas; para muchos, cansancio emocional. Desde la psicología sabemos que los años no se viven en línea recta: se transitan con pausas, retrocesos, aprendizajes forzados y resiliencias inesperadas.

Agradecer no es olvidar lo difícil, es darle sentido. Este año dejó claro que la salud mental no es un lujo, sino una necesidad. Aprendimos que pedir ayuda no es debilidad, que el silencio enferma y que el cuerpo siempre avisa cuando algo ya no se puede sostener. También entendimos que no todos parten del mismo lugar emocional y que compararnos solo profundiza el malestar.

Desde una mirada inclusiva, 2025 recordó la importancia de validar todas las experiencias: tristeza, duelo, ansiedad, esperanza y agotamiento. No todas las personas cerraron el año con metas cumplidas; muchas lo cerraron sobreviviendo, y eso también es un logro.

SEGUIMOS DE PIE

Agradecer este año es reconocer la fuerza necesaria para atravesarlo. Es honrar a quienes se quedaron, a quienes se fueron y a quienes cambiaron. Es aceptar que no todo quedó resuelto, pero seguimos aquí, con la posibilidad de construir algo distinto.

Que el cierre de 2025 no sea una exigencia de perfección, sino un acto de compasión personal. Porque la salud mental también se cuida cuando aprendemos a despedirnos sin culpa y a empezar sin tanta presión.

Gracias 2025, por lo que fuiste y por lo que enseñaste. Nos vamos distintos, y eso también cuenta. Pásela feliz con los suyos. Y a ti, lector, si hoy te sientes solo, sin trabajo, sin dinero o sin un familiar cercano, ponte de pie a las 11:59, lleva la mano al corazón, agradece a Dios y dile en silencio: aquí estoy, despido este año con dignidad, agradecido por todo y por nada. Abrázate fuerte y recibe el 2026.

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